El ruletista

Para algunas cosas nací viejo.

Desde el primer cambio de pañal, cine, arte o literatura balcánica se reproducía en mi mente como el meconio.
Petróleo denso, irrespirable y pegajoso. Pura caca.

Pero un día, encuentro una buena crítica sobre el autor y uno de esos cables sueltos vuelve a hacer conexión en mi maltrecho cerebro, en un claro acto de insubordinación.

Con Márai la cosa no funcionó en mi primer y último encuentro (lo siento Pergamino, es lo que hay) y a Cartarescu (que los eruditos les pongan los acentos donde les plazca) me he acercado con cierto recelo.

La comunión ha sido desde la primera página. Cuando alguien escribe muy bien, mis venas automáticamente, primero se oxigenan y después mudan la sangre. Rejuvenezco y soy un sumiso de la palabra.

Mi mente se abre y acepta cualquier práctica, aun cuando esta muestre la sordidez en toda su escala.

Desde los barrios más bajos a las altas esferas de sedas, lentejuelas y champagne francés, nuestro ruletista contempla la misma decadencia antes de su desmayo.
Al menos con él dará algo de carnaza a un público ávido de muerte en directo.

La capacidad del rumano por sugerir en este relato es bien latente y va mucho más allá de la mala buena suerte de nuestro protagonista, que se reta a sí mismo hasta una muerte matemáticamente ineludible.

Excelente y morbosa historia donde reconozco, también he sido culpable de esperar con avaricia que la bala haga estallar la cabeza del ruletista y sus sesos esparcidos, reconclien probabilidad y ciencia.

La delgada línea que sustenta mi cordura es que mi subconsciente interpretó como ficción, la realidad que mi consciente contemplaba.

Pero incluso para aquellos que prefieren la lectura sin tantas divagaciones, el cuento sigue siendo francamente bueno.

Hasta en los balcanes encuentro excepciones a mis reglas.

Por razones obvias dejo sin aclarar el quid de la cuestión:

¿Ganará, perdiendo o perderá, ganando?

Un libro soberbio.

Posiblemente este breve relato sea una de mis mejores lecturas de este año. Es mi primer acercamiento a Cartarescu y ha sido un rotundo éxito. Es un libro impecable.
Con sus 37 páginas en mi lector electrónico, este escritor rumano ha conseguido paralizarme casi por completo, a través de un sobrio recorrido por la desgracia y la soledad humanas. No quiero desvelar nada del argumento, más allá de presentar a su principal protagonista, un hombre desposeído de todo que se juega su vida a la ruleta rusa, y el narrador, un escritor anciano y solo que conoció al ruletista en su juventud. Y con estos dos elementos, Cartarescu consigue que te asomes a abismos que son muy profundos, en muchas ocasiones perfilandolos únicamente con suaves y sutiles pinceladas.
Sinceramente, se me encoge el corazón al recordar las reflexiones que hace el anciano escritor. Y no es que haya descubierto los misterios del universo al leer este libro, pero induce a la reflexión (algo muy necesario) sobre aspectos tan viejos pero tan actuales a la vez, como la muerte y esa eterna pregunta que el ser humano se plantea desde siempre: ¿Para qué existimos?
En definitiva, este hombre se merece el premio Nobel. Maravilloso.

El tema principal de este relato es el azar y la suerte que acompaña al hombre conocido como Ruletista, por haber sobrevivido a más de un intento de “suicidio”.
Éste es el personaje central que se trata de alguien sin aspiración, sin esperanza y con pocas ganas de vivir.
El narrador es un viejo escritor que conoce al ruletista y aunque apenas sus vidas se han cruzado tienen muchas cosas en común .
Es un pequeño relato que no he llegado a cogerle el punto, no sé si es que la excitación de que era prohibido en el país del escritor me ha hecho pensar que me encontraría con algo más especial, más único. .. o por sus buenas críticas tenía altas expectativas.
¿Lo recomendaría? Si, pero (para mí) no es el summum de la literatura.

¿Se han preguntado alguna vez si estarían dispuestos a tentar al azar sobre el valor más importante que poseen? Hablamos sobre su vida, su existencia. ¿Hay algo de más relevancia que la propia supervivencia?

El relato El ruletista de Cartarescu explora sobre la realidad y el papel que juega la muerte en nuestras vidas y la actitud de dos personajes para enfrentarse a ella. La literatura como medio de existencia del personaje/autor prolongada más allá de su finitud también es un tema presente.

La historia comienza con un escritor de ochenta años que escribe para contarnos las hazañas del conocido como ruletista, un hombre que conoce desde la infancia. Nos narra los orígenes y desgracias de este personaje y cómo cambió su suerte al entrar al mundo de la ruleta rusa. El ruletista consigue este nombre por el hecho de caminar sobre la cuerda floja en una apuesta cada vez más elevada contra la posibilidad de salir indemne. Primero se juega la vida con una bala, luego dos, luego tres,… Por otro lado, el escritor reflexiona sobre los hechos vividos por este hombre y cierra con una reflexión final que aporta y eleva el relato a una obra de excelsa calidad literaria.

En un juego de proyección que no queda confirmado plenamente, Cartarescu plantea la inmortalidad del escritor a través de su literatura más allá de la muerte. La figura del escritor en el relato, en plena vejez, ve cercana la hora final y quiere sobrevivir a la muerte a través de sus letras, pues, de algún modo, siempre que sea leído, vivirá. En un ejercicio muy interesante, se deja entrever sobre el desdoblamiento del autor que escribe y el autor ficticio como personaje que habita el relato. En este aspecto, nos ha recordado, salvando las diferencias, al recurso usado por Unamuno en Niebla.

En cuanto a la parte que nos narra los hechos acaecidos con el ruletista, podemos observar cómo un hombre desesperanzado que no ha conseguido nada en la vida y se encuentra sumergido en la desgracia, ve en la ruleta un medio para optimizar su mala suerte. En realidad, cada vez que se enfrenta al revólver sobre su sien, su cara refleja un miedo atroz a morir. La paradoja de este personaje es que está convencido de que va a morir y aun así expone su vida. Sus inicios se producen en sótanos destartalados y en clandestinidad. Resulta interesante ver su evolución y el de la sociedad en torno a su figura.

El ruletista forma parte del libro Nostalgia de Cartarescu. La editorial Impedimenta lo trajo de forma independiente y traducido por Marian Ochoa de Eribe. El relato estuvo prohibido en Rumanía durante un tiempo prolongado por lo explícito de su contenido. Desde aquí le invitamos, si no conocen al autor, a que lean esta obra como introducción. Se trata de un relato breve que tras su lectura deja reflexiones sobre varios temas.
Enlace: https://librosderuby.wordpre..

Hace un año y medio que leí El ala izquierda y desde entonces no me había atrevido a volver a Cărtărescu. Lo que en su momento me pareció excesivo, incomprensible y confuso, ha encontrado en El Ruletista un acomodo más plácido, ya sea por su breve extensión o por la simplicidad de la narración.

No confundir simple con facilón, ya que si en algo destaca el escritor rumano es en el modo de crear mediante un discreto catálogo de palabras, historias con una gran significación.

El Ruletista es un relato breve de apenas cincuenta páginas en el que hay dos voces (pertenecientes en principio al mismo narrador): en una de ellas se nos cuenta la historia de un misterioso amigo de la infancia, conocido por sobrevivir en varias ocasiones a la inquietante ruleta rusa; en la otra pervive una desesperada reflexión sobre la capacidad (o incapacidad) de la escritura.

Uno de esos momentos de diálogo con el lector se produce cuando el narrador afirma que: “La literatura no es el medio adecuado para decir algo real sobre uno mismo”. Una línea oculta entre el resto de divagaciones del narrador que, sin embargo, puede que nos aleje de considerar que hay algo del autor en esto que está escribiendo (o quizá todo lo contrario).

La escritura de Cărtărescu, aunque henchida de una lúgubre profundidad, se muestra especialmente certera en este texto inquietante, que nos atrapará por la propia singularidad de su protagonista.

Creo que este relato es una manera estupenda de comenzar a leer a Mircea, ya que es un pequeño sorbo de agua dulce en comparación con la vastedad del océano de su universo onírico. Un universo literario cuya órbita puede que no atraiga a todos los públicos, pero sí desde luego a los más valientes; aquellos que no necesitan una explicación tras el punto final.

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