El ruletista de Mircea Cartarescu
Aunque jamás consiga besar a su amada, el pastor pintado en una urna griega sabe al menos que la va a contemplar eternamente.
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Calificación promedio: 5 (sobre 126 calificaciones)
/Por fin, por fin, hemos leído el final de la fantástica trilogía Cegador del escritor rumano, que comenzó con El ala izquierda. ¿Qué le pasarán a todas estas mariposas del apocalipsis?
El ruletista de Mircea Cartarescu
Aunque jamás consiga besar a su amada, el pastor pintado en una urna griega sabe al menos que la va a contemplar eternamente.
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El ruletista de Mircea Cartarescu
Porque los personajes no mueren jamás, viven siempre que su mundo es "leído".
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Lulu de Mircea Cartarescu
Levitaba suavemente en el espacio límpido, despojado del velo de la ilusión, en el Reino del que todos venimos, fundiéndome en una pura, vacía y fresca fascinación…
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El ruletista de Mircea Cartarescu
Permanezco aquí, en mi sillón, aterrorizado por la idea de que ahí fuera ya no exista nada más que una noche sólida como un infinito témpano de brea, una niebla negra que ha engullido lentamente, a medida que he ido envejeciendo, las ciudades, las casas, las calles, los rostros. Parece que el único sol del universo es la bombilla de la lámpara y lo único que ilumina es el rostro de un anciano, arrugado como un higo.
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Solenoide de Mircea Cartarescu
Tal vez el latido de nuestro corazón no sea sino el metrónomo que mide el tiempo que nos conceden para encontrar la respuesta. Tal vez estemos perdidos si llegamos al último latido y no hemos comprendido nada del inmenso puzle en el que consiste nuestra vida. Tal vez, si descubriéramos la solución y diéramos con la respuesta, nos liberarían de la celda de la gran penitenciaría en que habitamos, o tal vez ascendiéramos un nivel hacia la liberación.
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El ruletista de Mircea Cartarescu
El juego ya no era un simple juego e incluso el más superficial de los asistentes que ocupaban ahora los sofás de terciopelo podía sentir, no con la cabeza ni con el corazón, sino en los huesos, en las articulaciones y los nervios, la grandeza teológica que había adquirido la ruleta.
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Solenoide de Mircea Cartarescu
A diferencia de todos los escritores del mundo, y precisamente porque no soy escritor, yo siento que tengo algo que decir. Y lo diré mal y con sinceridad, tal y como hay que decir aquello que merece ser puesto sobre el papel.
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Mircea Cartarescu
Quizá solo leamos para regresar a la edad en la que aún éramos capaces de llorar con un libro en las manos; aquella época entre la infancia y la adolescencia, que constituye el dulce prólogo de nuestra vida.
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Nostalgia de Mircea Cartarescu
No pretendo explicar aquí por qué la amé, un asunto inexplicable como todo lo natural. Tampoco quiero siquiera relatar aquí qué nos sucedió hace diez (¿tal vez once o doce?) días. Pienso tan solo en convocar a mi pasado, o tal vez en remodelar el pasado, o en inventarlo, o en hacer todo a la vez, pues me interesa tan solo tener un pasado, una serie de imágenes que sean o que sustituyan el caos en que me muevo ahora. |
Poesía esencial de Mircea Cartarescu
12. y el amor tuvo lugar y el globo comenzó a vibrar y a su alrededor se juntaron ¿de dónde? ¿de cuándo? croquis y aguadas, proyecciones ortogonales, maquetas, simulacros de computadora, esquemas de maquinarias, materiales didácticos fórmulas algebraicas y en esta nube irreal se partió la esfera en dos, en cuatro, en ocho, en diez y seis en treinta y dos, en sesenta y cuatro hasta convertirse en un erizo de mar, luego en un gusanillo en un pez primitivo, en un chimpancé, un niño una ola, un astro, una flor, una nube, una cascada, una tenaza, una nevasca, una poesía, un zueco, un tranvía, un mundo, una mosca, una estructura económica, un sacerdote, un pintor de iconos, el recuerdo de una noche de amor, el proyecto del fresno de poblarse de hojas una vez más, la inconfundible sonrisa de Cristina, todas las ventanas de todos los edificios de todas las ciudades del mundo, todas las bacterias que existen en el cuerpo del océano, una zorra que moja de sangre la nieve mientras se roe la pata en la trampa, el amor, el odio, la agonía, la fatalidad, todos los manuscritos y las publicaciones, las razas de los hombres que vivirán dentro de diez millones de años, el cuarto en el que escribo este poema y cada una de sus letras, la posibilidad de nunca haber escrito nada, de no ser mircea cărtărescu y de no haber existido jamás y de no haber existido nunca nada pues el amor es todo y todo está hecho principalmente de nada. + Leer más |
¿Qué objetousaron como traslador en el Mundial de Quidditch?