Allá lejos y hace tiempo, principios del siglo XIV . . . la primera mujer que defendió los derechos de sus congéneres, aún de algunas que no lo merecían. Tras la muerte de su padre y de su esposo, debió tomar a su cargo la supervivencia de la familia: su madre, su dos hijos, su tía y de puro generosa todo el que se acercara y lo necesitara. Sin demasiados recursos hereditarios, decide trabajar como escriba, ya que no toda la gente sabía leer, ni escribir y decidida a no volver a casarse, empiezan sus vicisitudes. Fuerte de genio y espíritu, defiende a las mujeres del menosprecio masculino, incluso ante el monje que ha llegado a su vida casualmente, y con quien vivirá un amor platónico, mencionado solo en la mente y las miradas de ambos. El libro se hace un poquito pesado en algunos pasajes, pero es muy llevadero en el último tercio.
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