Mamá, me prometiste que cuando murieses mi vida estaría encarrilada y en orden y que el dolor sería soportable, no me dijiste que tendría ganas de arrancarme mis propias vísceras y comérmelas.
|
Mamá, me prometiste que cuando murieses mi vida estaría encarrilada y en orden y que el dolor sería soportable, no me dijiste que tendría ganas de arrancarme mis propias vísceras y comérmelas.
|
Creo que me querías, ni mucho, ni poco, me querías y punto. Siempre he pensado que los que dicen «te quiero mucho», en realidad te quieren poco, o tal vez añaden el «mucho», que en este caso significa «poco», por timidez o por miedo a la contundencia de «te quiero», que es la única manera verdadera de decir «te quiero».
|
A partir de ahora, supongo que cada funeral al que asista será el tuyo.
|
Se puede saber si a alguien le gustan de verdad los libros por cómo los mira, por cómo los abre y los cierra, por cómo pasa sus páginas
|
Cuando el mundo empieza a despoblarse de la gente que nos quiere, nos convertimos, poco a poco, al ritmo de las muertes, en desconocidos.
|
Mi lugar en el mundo estaba en tu mirada y me parecía tan incontestable y perpetuo que nunca me molesté en averiguar cuál era.
|
Todos tenemos paraísos perdidos en los que nunca hemos estado.
|
Después de todo, amamos como nos han amado en la infancia, y los amores posteriores suelen ser sólo una replica del primer amor.
|
agradecíamos a los dioses aquel regalo insensato, aquel chapuzón perfecto en alta mar, aquel atardecer rosa, aquellas risas después de una botella de grapa, las payasadas para que las personas que ya nos querían muchísimo, nos quisieran todavía un poquito más. Y la grandeza, una capacidad para nombrar las cosas, para verlas, una auténtica tolerancia con los vicios y defectos de los demás seres humanos.
|
El dolor y la pena pasan, como pasa la euforia y la felicidad.
|
Gregorio Samsa es un ...