La sastrería de Scaramuzzelli

Primera novela de este autor y espero que no sea la única. Está dividida en 4 partes, con un total de 35 capítulos cortos. Su lectura es muy ágil, tanto por su estructura como su narración. Conforme avanzas en ella, quieres un poco más. Es difícil dar mi opinión sin hablar más de la cuenta, pero lo voy a intentar.
De manera superficial, se puede decir que es una novela entretenida e incluso tiene sus matices graciosos. Pero si prestamos atención, el autor expresa mucho más.
El punto de partida es la lectura iniciada como manera de distracción familiar durante un periodo de enfermedad de padre e hijo, que les hace estar aislados en casa. Durante la novela, el escritor profundiza sobre el amor familiar, entre padres e hijos, el amor de pareja no correspondido y el dolor del mismo, hace un hueco también para la lealtad, pero también para la traición.
Así mismo, hace una radiografía de la sociedad, que bien puede ser la actual o de otra época. Sociedad clasista, llena de envidias y complejos. al final, por mucho que nos den la oportunidad de ser mejores, repetimos los mismos errores una y otra vez.
La extraordinaria habilidad de combinar realidad y ficción, te sorprende. O mejor dicho, lo que creemos que es realidad o lo que es ficción. Todo a través de una ventana y sus cortinas, a modo de telón. La originalidad del hilo conductor que utiliza para desarrollar la narración, es innovador, de principio a fin.
Pese a la cantidad de personajes que aparecen en ella, no se tiene la sensación de estar perdido en un mar de nombres.
Aconsejo su lectura sin ninguna duda. No os vais a arrepentir.

Hoy os traigo una novela, que es una fábula llena de magia, sobre el sentido de la vida y esas pequeñas cosas cotidianas a las que no prestamos atención, ni damos el valor que se merecen.

La historia comienza cuando Joseph Langhorne se inventa historias, delante de la ventana del cuarto de su hijo enfermo, para entretenerle. Esa ventana con sus cortinas abiertas es como un escenario para los cuentos que va inventando. Uno de ellos tiene como protagonistas el pueblo en el que viven y sus habitantes, ellos mismos incluidos.
Así nos encontramos a finales del siglo XXI, en la campiña inglesa, en Tonleystone, un pueblo con una calle principal, la Gran Avenida, y la fábrica de tejidos Langhorne. Un lugar tranquilo donde sus habitantes, gente humilde y sencilla, viven felices.
En este pueblo nos encontramos, al joven William Langhorne, solitario y soñador, en parte debido a todas las historias que su padre le contaba. Cuando Barros Scaramuzzelli llega para abrir una sastrería, verá la confirmación de la advertencia de su padre sobre la futura llegada de alguien que lo cambiaria todo., A partir de ese momento, su vida y la vida cotidiana de todo el pueblo dará un giro que lo cambiará todo.

Escrita de una manera muy cuidada y elegante, el autor a través de la historia, que está llena de detalles, nos va guiando hasta el final. Mientras conocemos detalles sobre tejidos, diseños, sobre las exportaciones en la época, o la invención de nuevos materiales como la viscosa, el autor va creando una trama que nos va atrapando, en la que hay algún giro inesperado y un final que a mí me ha sorprendido porque no era lo que me esperaba.
Además a lo largo de toda la lectura hay infinidad de citas y reflexiones, algunas propias de autor y otras de grandes obras, preciosas y que no hacen sino complementar la historia.

Y no, no es un libro sobre moda pero a través de ella, el autor hace una reflexión sobre la diferencia de clases, el sí nuestra forma de vestir es la que nos define y si esto nos hace ser mejores o no...
Veremos como con la apertura de la sastrería, el pueblo se convierte en un hervidero de habladurías e intereses, en una lucha de poder por ver quien es más importante o mejor. Como la ambición y el deseo de poder corrompe a las personas y las acaba enfrentando al dejarse llevar por lo material y la fama.

Varios serán los personajes que aparezcan a lo largo de la novela, todos con sus luces y sombras, pero solo os daré unas pinceladas de los dos principales.
William Langhorne es un personaje solitario, apenas sale de casa, con un carácter soñador, perfeccionista y maniático, vive esperando que se cumpla una profecía que su padre le contó antes de morir. Heredó la fábrica de tejidos ,aunque debido a su carácter son sus dos socios quienes se encargan de su funcionamiento.
Barros Scaramuzelli , el sastre, es un personaje que te cae bien desde el primer momento. Un hombre humilde que a fuerza de trabajar se ha labrado una reputación en el mundo de la moda. Su deseo es que con sus diseños de alta costura el pueblo cambie y obtenga riqueza. Pero esto se acabará tornando en su contra y en la de todos sus habitantes. Estos se dejarán llevar por la ambición y el afán de poder y protagonismo

Y poco más puedo contaros sin destripar la historia que deberéis descubrir si os animáis a leer el libro.
Una novela original y muy especial, donde ficción y realidad van “cosidas” haciéndonos reflexionar sobre aquello que tenemos, lo que querríamos tener o creemos que deberíamos tener, sobre el egocentrismo y egoísmo existente en nuestra sociedad.
También es una historia sobre la importancia de la amistad, la familia, el amor incondicional y los lazos que nos unen a las personas.

Primera gran novela de un autor al que le seguiré la pista.
La novela te atrapa desde la primera hasta la última página, no solo por sus personajes, con algunos de los cuales es imposible no encariñarte, sino también por su ambientación y lo bien documentada que está, sumado a una prosa exquisita y sencilla de leer. La historia se desarrolla en un pueblecito que podemos imaginarnos como el típico de la campiña inglesa, llamado Tonleystone.
Una novela cargada de significado, de amor por la familia, de casualidades inusuales que unen los destinos de unos y otros y de reflexiones, y que nos traslada a finales del siglo XIX, en el que la realidad y la ficción se funden en un sueño.
Sí, la vida es, después de todo, un propósito de repetición. (Me ha encantado esta frase del primer capítulo).
Lectura que he disfrutado mucho.
Muy recomendable.

La premisa de esta novela de época conciertos toques de realismo mágico creo que es una verdad innegable. Ese «alguien vendrá que lo cambiará todo» no deja de ser el primer paso en la historia de cualquier persona y eso es lo que nos enseñará esta narración que seguirá la vida de William Langhorne, heredero de la fábrica textil del pueblo de Tonleystone, desde su infancia soñando a través de una ventana hasta su vida adulta, reservada, inmutable y frágil. Por otra parte, encontramos la historia de la sastrería, de cómo Scaramuzzelli llega con su fascinación por encontrar la esencia de las personas a través de la costura y con ello revoluciona, en más de un sentido, el pueblo de Tonleystone.
Ambos personajes nos proporcionarán los dos hilos con los que se irá conformando la historia no solo de ellos mismos, sino también de la ciudad. Una historia que desde ya mismo os digo que llega, impacta y nos hará pensar en nuestras propias emociones.
Lo mágico y lo delicado
No quería usar el adjetivo delicado porque no quería llevaros a error, pero es que no encuentro otra palabra para definir la historia y su ambiente.
Cuando me enfrasqué en la lectura de la sastrería de… la primera sensación que tuve fue de estar sumergiéndome en un mundo que me era conocido y desconocido a la vez. Desde luego, una historia de época, pero también algo con cierto toque de irrealidad que me exigía entrar en un pacto de ficción. En este sentido, el autor lo ha hecho muy bien porque ha cogido la figura de William niño y nos ha convertido un poco en él. Siendo niños, ya podemos imaginar un pueblo, un joven un tanto particular y creer en un señor extravagante que parece ofrecer todo sin nada a cambio.
No obstante, esto no se hace de manera abrupta, como las puntadas de Barros, el autor va de lo pequeño a lo grande, desde William hasta el otro gran personaje de la obra que es el pueblo de Tonleystone. Este lugar, donde todos se conocen y quieren a William, se irá desarrollando a un tempo magnífico y será con él con el que veremos los inconvenientes del cambio.
¿Pero qué es cambiar?
Desde luego, para William, algo negativo, ya que asusta y rompe la normalidad que se ha creado desde la muerte de sus padres. Una normalidad enfermiza, casi denigrante con su persona y dolorosa para quienes estando cerca le quieren.
Sin embargo, el cambio para nosotros estará asociado a una sensación de aprendizaje. Esta, que además se ve reforzada por los personajes de Leonardo y Mercedes (acompañantes del sastre), nos lleva a la idea de fábula y como tal nos dejamos hechizar por la magia de la costura y el encontrar nuestra esencia. La idea final de la obra no la diré, pero sí que está muy relacionada con que proteger, cuidar y querer no está restringido solo a nuestros familiares, sino que es extensible a todos los que nos rodean, en un acto de reciprocidad que debería ser gratis y sincero. Así es como entiende el pueblo a Joseph Langhorne, como dueño de la fábrica textil que les hizo prosperar, y así es como se comporta Scaramuzzelli con los habitantes, y esto es parte de lo que podemos sacar para nosotros de la novela.
Así cambiar no es malo, cambiar puede significar crecer, puede significar ser feliz… Sabemos que no todos los cambios son buenos (si no que se lo digan a Barros), pero también que de esos que no nos vienen tan de cara podemos aprender mucho.
Como el tejedor que mueve sus hilos
Si os fijáis, apenas os cuento mucho más de la historia de Barros y la llegada que revolucionará el pueblo porque creo que todo lo que sucede es maravilloso ir descubriéndolo por nosotros mismos. Sin embargo, sí quiero detenerme en cómo Guillermo Borao ha urdido toda esta trama.
El inicio quizá sea lo que más me costó de la obra. El narrador de la historia al principio debe ambientarnos no solo en el escenario sino también en el tono y, para mí, el tono inicial era muy arduo; algo así como cuando nos explican algo y nos dicen «espera, ten fe, que en tres frases más que te diga lo vas a entender». Y, en efecto, esto ocurre.
Una vez que nos lanzamos a la narración con esa idea de no estar enterándonos del tono, Guillermo consigue ir lanzando los hilos de un personaje, un concepto, un nudo en un giro narrativo que después terminarán uniéndose en los grandes acontecimientos de la obra. Esto lo consigue gracias a un estilo que casi os diría que es mágico, mezcla de la sencillez de algunos personajes, el lenguaje críptico de otros y los miedos de alguno, y crea una novela con un hilo de base simple, pero que nos confecciona un tejido espléndido.
Últimas puntadas
A modo de conclusión de las sensaciones, os diré que para mí ha sido una novela conmovedora y que toca el corazón de manera irremediable. Si en algún momento nos preguntáramos que hubiera pasado si, solo tenemos que recordar esta novela para saber que todo es tan posible como probable.
Espero de verdad que os animéis con ella, que os atreváis a que una novela os cambie un poco los esquemas y, sobre todo, a conocer a un autor que ha hecho una primera novela brillante. Espero que os guste.

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Joseph Langhorne es el dueño de su propia fábrica de tejidos en el pueblo que suponemos también le vio nacer, Tonleystone, una localidad tan tranquila que a todos sus habitantes les cuesta salir de ella cuando tienen la oportunidad.

La historia comienza con Joseph fallecido, y un joven William intentando superar su muerte investigando la luz del sol al alba todos los días de la semana.

Poco a poco vamos conociendo detalles de su vida infantil, antes de la tragedia que sacudió a su familia, de como Patty le ayuda a sobrellevar todo aquello a lo que ha de enfrentarse, y de cómo la llegada de un nuevo sastre a la ciudad va a remover la idea que lleva impresa en la mente desde que su padre le contara una historia, "llegará alguien que lo cambiará todo".

No puedo seguir reseñando mucho más sin dar pistas del fantástico libro que se ha marcado Guillermo Borao, tiene unos giros de guión que nos van llevando a un punto en el que quizá ya conocíamos la historia desde el principio, o en el que tal vez nos hayamos encontrado a la mitad. Solo sé que, a pesar de empezar en una lectura templada, me he encontrado con un clímax final totalmente inesperado y muy bien llevado.

“La sastrería de Scaramuzzelli” es de esas novelas que cuesta creer sean el debut de su autor. En esta especie de fábula que gira en torno a los lazos familiares y el amor inquebrantable entre un padre y un hijo, Guillermo Borao consigue cautivar al lector con un historia cuidada al milímetro en la que cada pequeño detalle cuenta, dotando al conjunto de una intensidad y una belleza que hacen de “La sastrería de Scaramuzzelli” una historia para paladear con calma.

Antes de fallecer, Joseph Langhorne, empresario textil y escritor, encontró en los historias la forma de que su hijo de 6 años, William, enfermo y postrado en cama, pudiese escapar de su realidad, creando historias que se representaban tras la ventana de su habitación. Uno de esos cuentos anuncia que un día llegará alguien que lo cambiará todo, y ese día parece llegar 25 años después, con la llegada al pequeño pueblo de Tonleystone de Barros Scaramuzzelli, un sastre dispuesto a revolucionar las vidas de todos sus habitantes.

Como en las historias que Joseph le cuenta a William, en “La sastrería de Scaramuzzelli” la vida se funde (y se confunde) con los sueños. Aunque en un principio la narración puede resultar algo confusa, poco a poco el autor va descubriendo una trama que te va atrapando capítulo a capítulo, tocando temas como el amor en todas sus vertientes (desde el amor romántico hasta el amor entre padre e hijo, que se extiende incluso más allá de la muerte), la familia, el dolor de la pérdida o la sociedad de consumo y las envidias y egoísmo que afloran a la primera de cambio como consecuencia de ésta.

Si por algo destaca “La sastrería de Scaramuzzelli” es por su cuidada prosa, una prosa poética, bella y elegante, que impregna de un profundo lirismo tanto a la historia como a sus personajes, y que hace que la lectura resulte una auténtica delicia. Es esta riqueza en el lenguaje y la vividez en sus descripciones las que transportarán al lector al pueblo de Tonleystone, pudiendo casi percibirse el tacto de los tejidos empleados por Scaramuzzelli.

No será hasta llegar al final cuando todos esos pequeños detalles que podían no cuadrarnos del todo, encajen a la perfección en un giro final inesperado y que te romperá un poquito el corazón.

Buen debut de un autor al que a partir de ahora habrá que seguir la pista.

El autor nos sitúa en un pueblo de Inglaterra, Tonleystone, a finales del siglo XIX.
William es el dueño de una fábrica de tejidos, es un tanto excéntrico, le gusta estudiar la luz. A pesar de los años, sigue anclado en un pasado que no quiere soltar y que es el motivo por el cual no puede avanzar en su vida.
William vive con Patty, se conocen desde pequeños y tienen una gran complicidad. Se aman desde siempre, pero William no se atreve a dar ningún paso, porque tiene miedo de romper las costumbres que tiene arraigadas. Su mayor temor son los cambios. Él se ha hecho un cascarón y no quiere que nada ni nadie cambie nada.
Sin embargo, un día, llega al pueblo Barros Scaramuzzelli, un reconocido sastre que hará que la vida del pueblo cambie. Con él llegan dos hermanos, Mercedes, aprendiz de Barros y Leonardo, quien cambiará la vida de William y Patty.

Me han gustado mucho los personajes, ya que encierran muchos matices. Leonardo es un personaje, para mí, especial, siempre positivo y con una sonrisa.
En cuanto a William es un personaje interesante en el sentido en que tiene sentimientos, que van como si fuera una montaña rusa, ya que está pasando por una profunda depresión, pero también tiene muchísima fuerza ya que cuando cae, se levanta.
En cuanto a Patty, es una mujer decidida, valiente con inquietudes y motivaciones, pero sus sentimientos hacia William no la dejan avanzar.
Es muy interesante el personaje de Barros Scaramuzzelli, pues no solo da lecciones de vida, sino que representa la homosexualidad de forma muy sutil.
Es muy interesante ver como los personajes van evolucionando a lo largo de la novela, especialmente William, del cual vemos el porqué es así y el cambio que logra hacer gracias al su esfuerzo y el apoyo de los demás.

Esta novela es como si fuera una fábula en la que la esperanza y el destino están muy presentes.

El autor recrea una magnífica ambientación en la que podemos observar a la perfección, la forma de comportarse, el vestir de la época y los tejidos y, especialmente, la diferencia entre las distintas clases sociales y el elitismo en aquella época.
Una novela coral, ya que todos los personajes representan algo y aportan una vivencia y un aprendizaje de la vida, y donde el lenguaje es un personaje más, pues el autor utiliza un lenguaje cuidado y culto.

Es interesante como el autor juega con el lector, a base de un juego de luces y sombras a modo de teatro o con elementos cinematográficos, recordándonos a Buero-Vallejo como referencia a esta teatralidad, además, también podemos encontrar reminiscencias de Gabriel García Márquez y de Shakespeare.

Un estilo cuidado y con un ritmo pausado, pero que mantiene constantemente la tensión narrativa, no solo con William, sino con las intenciones de otros personajes.
Me ha encantado como todas las situaciones que vamos leyendo son pequeñas lecciones de vida, en las que se nos muestra lo mejor y lo peor de las personas.
Una historia maravillosa que invita a la reflexión y que, como la vida, está llena de luces y sombras, y en la que la familia es el motor del amor y de la unión y donde siempre debe haber una esperanza a pesar de lo que nos depare el destino.

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Esta historia está ambientada a finales del siglo XIX en un humilde pueblecito llamado Tonylesytone. En él vivió Joseph Langhorne quién le escribió un libro a William, su hijo, antes de morir. Un libro que lo cambiará todo. En él, Joseph auguraba que una persona muy importante iría al pueblo para darlo a conocer y ese sería el sastre Barros.
William es un personaje muy peculiar, encerrado en sí mismo, con sus rarezas, que convive con su amiga Patty. Tienen entre sí una relación complicada en la que Patty espera que William de el primer paso.
Todo cambia en el pueblo cuando aparece el famoso sastre y su familia.
Se empiezan a crear y romper vínculos. Descubrimos en Barros un personaje increíble, con una bondad capaz de cambiar la historia de los que se cruzaban con él.
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Este libro no es nada de lo que te puedas esperar, al principio andaba perdida, luego empecé a unir historias, a conocer a los personajes, a enamorarme de la singularidad de cada uno. Pero sin quitar merito a los personajes, la trama es brutal, no sabes lo que va a suceder en ningún momento y cuando descubres el final, cuando la cruda realidad hace presencia... te rompes por dentro. Descubrir el final ha sido tan bonito como triste.
La perdida, el duelo, el dolor siempre lo es. Y saber que la historia se repite miles de veces no lo hace más fácil. Por eso, me ha parecido precioso y muy emotivo como se lleva a cabo la historia, como dejamos huella, como somos felices sin saberlo. Sin duda de los mejores finales que he leído.
Un placer descubrir la primera obra del autor. Os la recomiendo mucho.

Cuando comencé este libro no sabía bien a qué me iba a enfrentar, pero sí que era lo que esperaba: una historia entretenida y sin mucha complicación que me hiciera pasar un buen rato. Me apetecía alejarme un poco de las narraciones enrevesadas a las que me enfrenté últimamente (que no por ello son buena literatura).
El primer capítulo parecía cumplir mis expectativas. El comienzo me recordó a la llegada de Loockwood a Cumbres Borrascosas. El ambiente neblinoso, un escenario similar a la Inglaterra del Siglo XIX... todo eso hizo que me frotara las manos. Me imaginaba ya una historia pasional, retorcida, pero...
... empezaron los problemas. Por una parte se agradece el empeño del autor por encuadrar la narración en un país que podría ser un Reino Unido genérico. En principio es buena idea, pero sin embargo a mí me sacaba una y otra vez de la historia. En los primeros capítulos me pasé más tiempo intentando saber dónde se ubicaba la historia que concentrándome en ella. Además, el uso de algunos conceptos como "la Gran Depresión" no ayudan.
Lo mismo me pasó con Tonleystone. Nunca dejó de darme la sensación de ser un gran decorado: una ciudad textil en mitad de la campiña inglesa que a veces se convertía en una pequeña aldea.
Los personajes sí que cumplieron mis expectativas. Me enfrenté a un elenco que podría encontrarse en cualquier novela dramática del romanticismo.
El final me mató, lo siento. Es un "serranazo" de manual, y a mi gusto deslavaza toda la historia. Tuve que leerlo dos veces para ver si lo estaba entendiendo y sí, era lo que estaba viendo. Sin él me hubiera gustado la novela, pero su inclusión creo que le hace un flaco favor. Es una vuelta de tuerca que te hace replantearte toda la historia, lo cual no es necesariamente bueno.

En resumen: "La sastrería de Scaramuzzelli" es una historia entretenida que se sale de los cánones habituales.

Es la primera novela del escritor, recién publicada.

Una fábula con una magia especial.
Una historia que muestra el clasismo, egoísmo y egocentrismo existente en la sociedad, y el contrapunto que hace que la balanza se equilibre con el amor incondicional y las segundas oportunidades.
Una trama que te va atrapando poco a poco, con un giro inesperado y un final sorprendente.
Unos personajes con sus luces y sus sombras donde el amor no lo puede todo que te enseñan que, aunque a veces puedes caer en el abismo, es necesario para darse cuenta de lo que de verdad importa en nuestras vidas.
Una novela que el autor ha escrito con sutileza y elegancia, escogiendo cuidadosamente cada palabra, donde la prosa poética flota entre ellas haciendo que la lectura sea una delicia.

¿Lo habéis leído? ¿Os ha gustado? Os leo.

He disfrutado esta lectura gracias a @babelioespanol que también hizo posible el encuentro con el escritor donde pudimos charlar con él y solventar dudas de la lectura.
Muchas gracias Guillermo y Babelio por la oportunidad.