Cuando comencé este libro no sabía bien a qué me iba a enfrentar, pero sí que era lo que esperaba: una historia entretenida y sin mucha complicación que me hiciera pasar un buen rato. Me apetecía alejarme un poco de las narraciones enrevesadas a las que me enfrenté últimamente (que no por ello son buena literatura).
El primer capítulo parecía cumplir mis expectativas. El comienzo me recordó a la llegada de Loockwood a Cumbres Borrascosas. El ambiente neblinoso, un escenario similar a la Inglaterra del Siglo XIX... todo eso hizo que me frotara las manos. Me imaginaba ya una historia pasional, retorcida, pero...
... empezaron los problemas. Por una parte se agradece el empeño del autor por encuadrar la narración en un país que podría ser un Reino Unido genérico. En principio es buena idea, pero sin embargo a mí me sacaba una y otra vez de la historia. En los primeros capítulos me pasé más tiempo intentando saber dónde se ubicaba la historia que concentrándome en ella. Además, el uso de algunos conceptos como "la Gran Depresión" no ayudan.
Lo mismo me pasó con Tonleystone. Nunca dejó de darme la sensación de ser un gran decorado: una ciudad textil en mitad de la campiña inglesa que a veces se convertía en una pequeña aldea.
Los personajes sí que cumplieron mis expectativas. Me enfrenté a un elenco que podría encontrarse en cualquier novela dramática del romanticismo.
El final me mató, lo siento. Es un "serranazo" de manual, y a mi gusto deslavaza toda la historia. Tuve que leerlo dos veces para ver si lo estaba entendiendo y sí, era lo que estaba viendo. Sin él me hubiera gustado la novela, pero su inclusión creo que le hace un flaco favor. Es una vuelta de tuerca que te hace replantearte toda la historia, lo cual no es necesariamente bueno.
En resumen: "
La sastrería de Scaramuzzelli" es una historia entretenida que se sale de los cánones habituales.