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Críticas sobre La sastrería de Scaramuzzelli (32)
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Beatriz_Villarino
 16 September 2022
Qué acertada la cita de Javier Marías que ha escogido Guillermo Borao para presentar su novela, pues lo ha homenajeado doblemente: Javier Marías, por desgracia para las letras, nos dejó el pasado domingo, 11 de septiembre, consiguiendo que esta fecha sea aún más fatídica aunque, en un guiño a Borao, parece que se haya ido respetando la norma que William Langhorne anotó en su cuaderno: «nadie puede morir un domingo antes del mediodía».

¿Son presagios? ¿Coincidencias? ¿Dos estrellas de la literatura han unido ficción y realidad para conseguir que esta sea un poco menos amarga? Puede ser. Habrá que preguntarle al autor zaragozano si cree en el destino. Por ahora nos quedamos con lo que afirma un cochero, al principio de la novela, sobre el final de una obra de teatro, «la vida es, después de todo, un propósito de repetición».

Cuando leemos La sastrería de Scaramuzzelli nos embarga un ánimo ilusorio; parece que estuviésemos presenciando una obra teatral en la que representan lo sucedido en el pueblo de Tonleystone, «Barros miró al cielo y sintió su acoso constante, la persecución discreta que hace un foco en el teatro para iluminar, en esa acción, a los protagonistas».

Las alusiones a que estamos ante una función quedan implícitas durante la lectura; como si se tratara de un cambio de escena, «Las mañanas de verano en Tonleystone cambiaban de estación por la noche». Todo es posible en la novela porque el narrador nos introduce en un mundo mágico en el que las alucinaciones febriles de un niño se mezclan con el «proceso fabulador» del padre y la fantasía del escritor para conseguir, incluso, que los personajes no sean lo que parecen y mucho menos parezcan imprescindibles para la obra «—Por eso el señor Bernard aparece tan poco y nunca con gente ¡solo sale si William lo necesita!».

La sastrería de Scaramuzzelli es una deliciosa quimera y aun así se lee sin dificultad. No hay problema en distinguir personajes reales de los imaginarios, aunque nos llevemos más de una sorpresa y la tensión permanezca hasta que «Se cierra el telón». Entonces nos preguntamos sobre nosotros mismos y lo que somos: ¿Personajes en busca de autor? ¿Personajes del Gran Teatro del Mundo?, «y como si estuviera entre bastidores, se esfumó».

La novela se desarrolla en un pueblecito en el que destaca, imponente, la fábrica de tejidos de William Langhorne. al pueblo llega Barros Scaramuzzelli, un sastre diferente, acompañado por Lorenzo, un niño de seis años, y Mercedes, su hermana, algo mayor. Barros los rescató del hospicio para darles amor y un posible futuro. Lorenzo se hará imprescindible para William y Patty Gallant, quienes terminarán tratándolo como al hijo que no tuvieron, pues William quedó estancado en los seis años, al quedarse huérfano, y desde entonces teme cualquier tipo de cambio en su vida. Barros compra el taller de confección de la fábrica e inaugura una sastrería que, desde el primer momento, es un éxito. El sastre propone una manera de vivir feliz, usando vestidos únicos que reflejen la personalidad de cada uno. Pero surgen envidias entre unos vestidos y otros, surgen ambiciones por dar prioridad al dinero y al poder frente a la honestidad y surgen enfrentamientos bélicos con La Corona a causa de mentiras que pretendían ocultar.

Los personajes son extraordinarios; como en un cuento de hadas, los dibujos que realiza Barros cobran vida en determinados momentos para que, en los lectores, asombrados, surjan dudas sobre si el contenido pertenece a una novela del siglo XIX o a un clásico de Perrault «Barros […] arrancó la lámina y rompió lentamente el papel verjurado. William no oyó la rotura de las hojas, sino el derrumbamiento de la torre de la iglesia».

A veces no podemos asegurar con certeza si lo que leemos forma parte de las acciones de los personajes o son sus vivencias oníricas, «Habría jurado que era el mismo de su pesadilla».

La narrativa de Guillermo Borao es ilusoria; en la historia distinguimos en ocasiones características del más puro estilo romántico, en otras, del género fantástico. Puede que entre ambos se den coincidencias. El paisaje y el ánimo de los personajes van en comunión, tanto que casi constantemente la naturaleza se personifica para adquirir importancia de protagonista «la luz deslumbrante se agitó con el estruendo de la campana de la iglesia […] hasta que recuperó la cordura, se paró y descubrió la presencia de un hombre». La naturaleza persigue de forma implacable no solo a los protagonistas sino a ella misma, «con las nubes a punto de reventar por asfixia». Da igual de dónde vengan; las emociones son lo más importante. Emociones surgidas del miedo real, de un mundo aterrador que se vuelve espacio de aventuras cuando un padre lo transforma en cuentos capaces de ser vividos. El problema surge cuando no hay nadie que construya ese mundo esperanzador y mágico, porque entonces nos limitaremos a preservar recuerdos, costumbres y objetos que nos recuerden lo que hemos perdido y acrecentaremos el individualismo y las obsesiones.

William tiene miedo de Barros aunque lo respete; teme perderse en la belleza que representa porque sabe que es efímera y no quiere sorpresas; se adapta a la luz del día y moldea sus sentimientos según la naturaleza que lo rodea, o adapta esa naturaleza a su yo: «Bale […] En medio del porche (de William) halló unas ruinas silentes». Llega a convertirse en un problema para quienes lo quieren, para sus socios, para el pueblo y para él mismo cuando se abandona al dolor y la soledad. William es una persona extremadamente pesimista; su melancolía, la tragedia que soportó de niño consiguen que broten sentimientos encontrados al experimentar momentos felices, dando como resultado un dolor constante. William necesita un espejo en el que mirarse, por eso aparece Barros en su vida. Patty se da cuenta de que, a pesar de parecer tan diferentes, tienen mucho en común, «la espalda fornida, el vello en los antebrazos, los ademanes de un caballero seguro, convencido y meticuloso. En aquella habitación, se dijo, se encontraban su pasado y su presente».

Tanto Barros como William ansían expresarse con libertad, ambos sufrieron, de niños, una brusca ruptura familiar; los dos se han formado sin premisas regladas, como héroes románticos, dejándose llevar por sus emociones. En ambos impera el yo; la realidad externa no les interesa tanto como el mundo interior, causante de la exaltación de su imaginación y fantasía y, sin embargo, ambos defienden un mundo libre y justo.

No solo hay coincidencias entre Barros y William. También entre Barros y Joseph (padre de William), entre William y Lorenzo, «los cochambrosos calcetines eran iguales a los que Glenn le tejió una vez», entre Bernard y Joseph, «Oyó a su vecino igual que a su padre bajo el aguacero, en la misma frase…» y entre Bernard, Barros y Joseph «El pañuelo enviado por Barros era una réplica del que había usado Bernard para envolver, meses atrás, la novela de su padre». En realidad los personajes son quienes proclaman el tiempo circular (por eso una horrible tuberculosis en el siglo XIX pudo causar los mismos estragos que un “virus coronado” en la actualidad —que en la novela es, asimismo, el siglo XIX—

Los temas también pertenecen al Romanticismo —o son universales—. La muerte está presente desde el comienzo a pesar del colorido reinante. Los dibujos de Barros son agoreros, pero en el sueño traen la esperanza porque el sastre es la voz que nos anima al cambio, a luchar por un futuro mejor a pesar de las más graves adversidades; nos ayuda a guardar los infortunios en el corazón y a seguir adelante porque «El problema de vivir en el pasado es que siempre se llega tarde al futuro».

También el amor ocupa constantemente las páginas: entre William, Emily y Patty, entre Barros, Mercedes y Lorenzo, entre William, Christopher y Patty… En todos los casos es un amor imposible, trágico: «era consciente de que su hermana mantendría la maldición hasta la hora de su muerte, presumiblemente lejana».

Y el otro tema importante es el destino, el fatum. Si Edgar Allan Poe sitúa un cuervo en el dintel de la puerta, para recordarle al desconsolado amante de Leonor la angustia que sufrirá por la muerte de esta, Guillermo Borao consigue que la muerte sea inexorable en la casa de los Langhorne cuando «El graznido de un cuervo rebotó en el tejado» y logra que Barros sea la figura prototípica del Romanticismo alemán al describirlo como El caminante sobre el mar de nubes, de Friedrich: «sus zapatos hollaban la tierra húmeda, dejando unas huellas que el agua, en la siguiente crecida, no tardaría en devorar […] se subió a las piedras […] Una ráfaga de aire le removió el pelo, abombó su capa impoluta y pareció un enorme cuervo negro a punto de batir las alas».

Es el destino, la muerte planea sobre nosotros pero el amor se nos presenta en múltiples variantes, que hemos de aprovechar mientras podamos «Alguien miró a William […] exclamó: —Los sustos no cuentan».

Pero nuestro autor no se queda en esto. En la novela aparecen diseminados otros temas como el enfrentamiento religioso, la avaricia empresarial por encima de la amistad, la mentira por miedo a perder fama o dinero… temas que pierden valor ante lo realmente importante, la lucha por la felicidad, y en ella encontramos el verdadero sentido de la paternidad «Barros pensaba que padre no es quien da la vida. Tampoco quien firma unos papeles […] Padre es quien quiere serlo, y William no compartía su sangre, pero se habría vendido al diablo por él». Y en esta ópera prima (¿¡en serio!?) de Borao, el lenguaje es de tal precisión con la época que no nos extraña vernos rodeados de «abordaje de corsarios, aya, papel verjurado, piel atezada, comisiones de madapolán, espuertas de tres palmos, redingote, chalina, pensil, perlesía, color almagre, molicie, jeme, várgano, leontina, pericones, polisón, almádena, sandio, hopeara en la Gran Avenida…».

Si esta es su primera novela, Guillermo Borao puede llegar a lo más alto, aunque tampoco reciba el Nobel.

Enlace: https://elblogaurisecular.bl..
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Tamichi
 21 September 2022


Hoy nos trasladamos al siglo XIX en un pueblecito llamado Tonleystone. Donde nos vamos a zambullir no solo en una novela, sino, en una gran fábula, un gran teatro, en un mundo nuevo lleno de magia, un sueño donde la realidad y la ficción será difícil de diferenciar. Donde el amor es la base de la gran y novedosa historia. Una mezcla de elementos que jamás leí.
En conclusión es una composición de la vida, la esperanza y los sueños.
Será difícil olvidar sus grandes frases y lecciones de vida. Gracias "Guillermo Boroa" por esta gran experiencia y felicitarte porque has conseguido crear una belleza como pocas con tu gran pluma.


_La sastrería de Scaramuzzelli_

Ambientada en el pueblo rural Tonleystone. Donde sus habitantes son gente muy humilde, sencilla y felices. Viven en plena armonía y aún teniendo ofertas para trabajar y vivir en la capital ellos lo rechazan y no cambian su pueblo por nada.
Allí vive el escritor Joseph Langhorne y dueño de la fábrica de tejidos. Un hombre muy querido por el pueblo rural.
Aquí es donde empieza todo. Joseph está enfermo y su hijo también. Y decide cada noche contarle una historia a su hijo William ( junto al resto de la familia, su esposa Glen y la pequeña Patty que es fundamental en la historia. Que iréis descubriendo. Para no desvelar demasiado) aún sabiendo lo enfermo que estaba saco todas sus fuerzas cada noche hasta que su hijo estuvo recuperado. Pero la enfermedad de Joseph iba cada vez peor, acabando con la tragedia de su muerte y el dolor de la familia y el pueblo entero, que le adoraba.
Joseph antes de fallecer dejo a su hijo un libro donde le anuncia que en un futuro habría cambios en aquel pueblo por la llegada de alguien que cambiaría todo.

Pasado los años. William se convirtió en un hombre peculiar, solitario que salía poco de casa, siempre con su perfección y manías. vivía con Patty, su aya, amiga...
Heredó la fábrica de su padre ( con sus dos socios, que tendrán también peso en la historia)
Mientras tanto esperaba la profecía que le contó su padre.
Es cuando llegó un sastre muy prestigioso, Barros Scaramuzelli con su familia, Mercedes y Leonardo. Barros es una persona muy buena y trabajó mucho desde pequeño para llegar a lo más alto en el oficio de sastre.
Llegó con el objetivo de cambiar y dar riqueza al pueblo con sus diseños de alta costura, lo que un pueblo como aquel se merecía.
Los dos protagonistas (muy parecidos en forma de ser) Barros y William trabajarían juntos, es decir, la fábrica de Willian le proporcionaría las telas que el sastre utilizaría para la ropa del desfile de moda que había pensado hacer en la que participaría todo el pueblo con la prensa y personalidades de la alta sociedad, como invitado, Llevando fama, riqueza... Lo que merecía aquel pueblo que quedaba atrasado en la nueva generación en general.
Sin embargo todo cambia en el pueblo.
Cuando Barros abre la sastrería Scaramuzelli. Pero de qué forma es en la que cambia?

No quiero contar más para que podáis disfrutar de tal maravillosa historia. Llena de casualidades y fábulas sobre la vida.

Antes de despedir está historia decir que me ha dejado pensando. En el dolor de la perdida, en lo que somos, creemos, tenemos o lo que querríamos tener sin darnos cuenta que lo que necesitamos está más cerca de lo que pensamos. El amor de la familia, amigos ... Las palabras de apoyo de los que te quieren siempre serán la mejor ayuda .
Siempre hay que vivir el presente y desatar aquellas amistades o cosas que nos mantienen atados. Y dejar atrás todo lo que no nos valga la pena para ser feliz y nos haga sentir mal con uno mismo. Como la amistad corrompida por el egoísmo, aquella gente que nos utiliza.

Amigos, vivamos el presente y olvidemos todo lo que nos haga daño!!!

Y por supuesto leer el libro ya que es algo único, mágico, una auténtica lección de vida. Lo recomiendo 100% ya que no os dejará indiferente y os dará mucho de que pensar sobre este mundo y lo que llamamos vida.



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Ro_Bookish
 16 September 2022
Una fábula vestida de novela que nos traslada a un mundo nuevo, en el que la realidad y la ficción se funden en un sueño; el de un padre ante la necesidad de retener un instante que le permita prolongar el mayor tiempo posible junto a su hijo. Recordándonos, a través de un relato de amor inquebrantable por la familia, que la vida está hecha de pequeñas cosas, y la felicidad solo la encontraremos si sabemos apreciarlas y valorarlas.

Una historia que se desarrolla en un lugar llamado Tonleystone, un pueblo idílico que de existir en nuestro mundo, tendría la apariencia de uno de esos pueblos pintorescos de la campiña inglesa de finales del siglo XIX. Un entorno rural y sencillo, donde los lugareños viven en armonía y gozan de una felicidad de la que se aquejan aquellos que viven en la capital. Debiendo, en parte su riqueza y bienestar, a la pujante fábrica de tejidos Langhorne.

Los Langhorne, es una familia sencilla y muy querida, conformada por el escritor y fabricante de tejidos Joseph Langhorne, su esposa Glen, su hijo William y la dulce Patty. Cuando padre e hijo caen enfermos de tuberculosis, Joseph encuentra en la lectura de historias que representan tras la ventana de su dormitorio, la forma de hacer más llevadera la enfermedad a su hijo. Convirtiendo la lucha de ambos, en un relato de realismo mágico, en donde lo irreal se confundirá con lo cotidiano, en un círculo constante que ni empieza ni termina. Siendo a partir de este momento, cuando la sastrería de Scaramuzzelli cobrará todo su sentido, descubriéndonos las historias de sus dos protagonistas, William Langhorne, el próspero fabricante de tejidos, y la del sastre Barros Scaramuzzelli. Ambos piezas fundamentales en esta fábula sobre las casualidades improbables.

Veinticinco años después, y con la llegada del sastre Barros Scaramuzzelli a aquel idílico lugar, William que siente un cariño muy intenso por las historias que le contaba su padre, activará todas las alertas ante la creencia de ver cumplirse el presagio de su padre: “Algún día llegará alguien que lo cambiará todo”. ¿Es posible que la apertura de una sastrería de alta costura altere las vidas de aquella apacible sociedad?, ¿Será el sastre Barros Scaramuzzelli aquella persona destinada a cambiarlo todo?, ¿Cuánto de verdad y de leyenda se esconde tras aquella advertencia?.

Si bien es cierto que Barros es ese alguien que tenía que llegar para cambiarlo todo, esos miedos y recelos que William consiguió contagiarme, se borraron de un plumazo en cuanto tuve la oportunidad de profundizar en la propia historia de este personaje. Mostrándonos la imagen de un hombre de origen humilde y extranjero, que nos recuerda a todas aquellas personas que emigraron a la Inglaterra de finales del XIX, en busca de un futuro mejor. Siendo gracias a su talento innato en captar la esencia de sus clientes, cómo Barros llego a convertirse en un prodigio de la moda de alta costura. Siendo tan numerosas las enseñanzas y reflexiones que encontraremos a través de sus palabras, que sin duda conquistará a más de un lector; recordándonos, entre otras, la importancia de vivir el presente, la de ser siempre nosotros mismos, la del amor a la familia y a los amigos.

Por el contrario, William, es un personaje que no ha logrado conquistarme en su totalidad, quizás por sus numerosas excentricidades, sus inseguridades y sus recelos hacia Barros. Y es que descubrir su historia, es adentrarse en un pozo de miedos y recuerdos, pero también de esperanza y de un amor incondicional por la familia. Siendo aquí primordial el papel que juega Patty, siempre al cuidado de él, como su aya, su amiga, su hermana; así como Leonardo, el del niño tintorero, que llegará para contagiarlos de alegría y sembrar de ilusión sus vidas.

Y es que en “La sastrería de Scaramuzzeli” nada es casualidad, cada párrafo está lleno de matices y una intencionalidad, con la que Guillermo Borao, y a través de su exquisita pluma, tratará de convencernos de lo contrario, por lo que os recomiendo que hagáis una lectura concienzuda y pongáis atención en cada detalle. Aunque difícilmente conseguiréis vislumbrar el final tan emocionante que os aguarda. de hecho, durante toda la lectura, estuve tan metida de lleno en el relato y en mis propias teorías, que el final me pillo tan por sorpresa que fue demoledor, superando con creces mis expectativas.

En definitiva, “La sastrería de Scaramuzzeli” es una novela, que pese a estar impregnada del mundo de la moda, de hecho hay una trama dedicada a la invención de la viscosa; está repleta de tantos detalles que muchos de ellos pasarán desapercibidos, haciendo que no haya una lectura igual, por lo que os invito a descubrirlos por vosotros mismos. Para mí, su autor, ha sido todo un descubrimiento, tanto por su peculiar y exquisito estilo narrativo como por su extraordinaria habilidad para mezclar realidad y ficción, razón por la que le doy la enhorabuena y os recomiendo que no dejéis de leerla.
Enlace: https://robookish.blogspot.c..
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Merysg3
 30 September 2022
«Los libros son las coordenadas de los que se pierden.»

Con esta preciosa frase sacada de la sastrería de Scaramuzzelli, me reafirmo en mi percepción de la literatura como una vía de escape o refugio para los días grises en los que apenas entra luz por la ventana. Guillermo Borao ha creado con este libro un lugar seguro del que cuesta salir, trasmitiendo una serenidad y confort que al final hacen que la lectura sepa a poco.

Reconozco que al principio me costó coger el hilo de la historia y adentrarme en la narración, pues todo me resultaba algo confuso. Sin embargo, una vez que comencé a pasear por las calles de Tonleystone y el pueblo se inquieta con la llegada de Barros Scaramuzzelli, Guillermo hizo que me sintiera como una ciudadana más; una vecina que observa todo desde el exterior. Pero lo que de verdad me hizo enamorarme del libro fue su final: tan perfecto, tan emotivo, tan familiar… es simplemente maravilloso. de repente, todo cobra sentido. El autor te desvela el verdadero sentido de la historia y tú te sientes engañada y a la vez asombrada porque la novela tiene un mensaje mucho más significativo y profundo de lo que te esperas encontrar y esto hizo que me gustara mucho más.

La sastrería de Scaramuzzelli recoge la relación entre un padre y un hijo. El amor que existe entre ellos conformará el pilar fundamental que sustenta esta agradable historia. Los personajes son encantadores, con sus defectos, virtudes y rarezas. Precisamente el que menos me gustó fue su protagonista, William Langhorne. Aunque, en realidad, el papel que desarrolla cada uno es esencial para la historia, como si todos dependieran de todos y la novela no pudiera existir con la mera ausencia de alguno. En mi caso, me quedo con Patty y Leonardo porque me robaron el corazón desde el primer momento.

Por último, el tema de la costura hizo que el libro me resultara aún más llamativo, pues apenas había leído libros que giraran en torno a una sastrería. En definitiva, es un libro que recomiendo por su belleza, su moraleja y la astuta pluma del autor.
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LEMB
 02 October 2022
Os podría hablar de cómo esta simple, pero intensa, historia sobre las relaciones humanas, los deseos, el amor y la familia sorprende, cautiva y acaba estrujándote el corazón, pero no sé si todos estaríais de acuerdo conmigo. Esto de la lectura es muy personal y no es baladí tener presente que cada uno de nosotros lee un libro distinto aunque las palabras sean las mismas.

La sastrería de Scaramuzzelli, como bien habréis leído por ahí, es una especie de fábula o de simple narración, cuya historia se desarrolla en un pequeño, e idílico, pueblo inglés, donde la vida debería ser sencilla y maravillosa, y al que llega un extraño que lo revoluciona hasta el punto de que nada volverá a ser igual. Tendremos que avanzar para averiguar el cariz que toma todo y, sobre todo, todos. Esta sería la manera más sencilla y parca de contar qué es lo que vamos a leer al abrir este libro, pero, para nuestro gozo lector, se queda muy alejada de la fuerza e intensidad que el todo de esta historia rezuma, y del significado escondido en cada una de las páginas y en cada uno de sus personajes.

Creo que lo primero que me venía a la mente, mientras leía, era la palabra desconcierto: no tanto porque no estuviera entendiendo lo que me estaban contando sino más bien porque no sabía hacia donde me llevaba la trama. Reconozco que cuando pasa algo así, si el autor sabe cerrar el círculo de la novela, a mí me tiene ganada. Esa sensación de que, al final, él ha llevado la batuta y lo ha hecho estupendamente es maravillosa; sí, además, consigue emocionarme, la cosa ya sube a un nivel superior. Soy así de «fácil».

A medida que yo avanzaba con La sastrería de Scaramuzzelli (perdonad, pero a mí este nombre me recuerda a Scaramouche), también crecía mi implicación en ella. al principio, me encontraba algo desubicada, intentando encajar la trama de esta historia y buscando una solidez en el texto, más cercana a la narrativa convencional que a las narraciones que se cuentan, que se transmiten, que se regalan; pero, cuanto más leía, más quería seguir leyendo y más apegada estaba a cada uno de los personajes, y todo para llegar a esa parte final, que no lo es, y que le da el sentido maravilloso, metaliterario, verdadero, doloso y fantástico a la lectura.

En cierta manera, casi he leído la novela como un cuento corto, a pesar de tener algo más de trescientas páginas; el lirismo impregnado en los personajes, con esas sensaciones llevadas a veces al extremo, aparentemente absurdo, y otras veces hasta hacerlos insoportables (no he sido muy fan de William en algunos momentos), confieren a estos actores la importancia de centrar nuestra atención en ellos, en su manera de reaccionar a su vida y en las relaciones con los demás. No es que la historia en sí no sea importante, que lo es, pero llega a ser algo tan habitual en un lugar donde conviven personas, que lo más destacable mientras leía eran ellos y ellas, eran los recuerdos, el amor, la familia, el deseo, la búsqueda, el encuentro, y todo para traerme el porqué. Hasta la presencia Real me ha parecido muy necesaria; había que construir ese punto de inflexión que doblegara lo que estaba pasando.

Sé que no estoy siendo muy clara, pero es que no quiero serlo. Esta novela se merece que no lo sea; se merece que el lector se siente tranquilamente a disfrutar, pasando sus hojas, de lo que ocurre cuando William y Patty se encuentran con Barros, Leonardo y Mercedes; qué peso arrastra William con un Joseph que no está pero está; lo que ocurre cuando buscas en los demás lo que te falta; o por qué se revoluciona la tranquila vida de este pueblo.

Destaco la forma en la que está escrita; a veces, es un lenguaje enrevesado, no por la complejidad de su construcción sino por que nada está por estar. Es un lenguaje bello y elegante, en donde los pequeños detalles del escenario que se ha construido se muestran a través de una palabra o de la ausencia de una palabra. Esto le da trabajo al lector (a mí me ha dado trabajo); le obliga a estar atento para no perder lo que el autor ha querido contar hasta con el material del que están hechas unas viejas cortinas.

Otra característica de esta historia es lo llena que está de contraposiciones, algo que solemos encontrar más en la prosa poética: un escenario bucólico, tranquilo, ideal, donde pueden ocurrir cosas no tan buenas; unas personas sencillas, con vidas sencillas, y una sastrería urbana, moderna, llena de tendencia, de una ambición que se transmite a través de sus creaciones. Está llena de toda la complejidad que la sencillez nos trae.

Ya, por último, solo nombrar al amor, en diferentes variantes. Está muy presente en la narración; hasta tal punto que define la conducta de nuestros personajes y su propio porqué. Cuando he leído las últimas hojas de este libro, he respirado precisamente eso, amor. Ahora me quedaría preguntarme si su autor ha querido enseñarnos su especial forma de amar, utilizando sus herramientas más queridas y su imaginación para construir la historia que William, y los demás, se merecían.
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lavidademisilencio
 27 September 2022
Tonleystone, Inglaterra, un año indeterminado de finales del siglo XIX. La paz y tranquilidad del pueblo termina el día en que Barros Scaramuzzelli, un reputado sastre, aparece junto al pequeño Leonardo y la joven Mercedes con la intención de instalar en localidad su propia sastrería de alta costura. Las gentes le miran con extrañeza, pues no entienden por qué alguien con su fama y talento querría derrochar su talento en Tonleystone pudiendo vestir a reyes y reinas. Además, el sastre pretende vestir a cada uno de los habitantes con una prenda hecha especialmente para ellos con la única condición de que la vistan para un desfile que tendrá lugar en el pueblo. Ellos acceden.

Tonleystone va cambiando poco a poco y, mientras tanto, William Langhorne, dueño de la fábrica de textiles Langhorne, observa la escena desarrollarse desde su ventana y con el corazón encogido. Su padre, fallecido cuando él era pequeño, dejó escritas historias que profetizaban que un día llegaría al pueblo alguien que lo cambiaría todo. William se pregunta si ese alguien no será Barros, el hombre que ha traído la modernidad de la ciudad a un pueblo anclado en el pasado.

Encerrado en sí mismo, en el anhelo de un padre que no está y en un futuro que se presenta incierto y desconcertante, William contará con el apoyo inestimable de Patty, a quien conoce desde que eran niños y que se ha convertido en un pilar fundamental de su vida. Acompañados de Leonardo, que ha aparecido en sus vidas para quedarse, ambos deberán hacer frente no solo a los cambios irrevocables que se están produciendo en Tonleystone, sino a los que están teniendo fragándose en su propia relación, que pende de un frágil hilo.

"La sastrería de Scaramuzzelli" es una novela de 317 páginas divididas en 35 capítulos cortos y una suerte de epílogo. La historia se estructura en cuatro partes: el día de la llegada, la caída, la sastrería y el que lo cambiará todo.

Tal y como lo describió el propio autor en el encuentro del que fui partícipe, se trata de una novela coral, por lo que no hay una voz principal, a pesar de que son más prominentes las de personajes como William, Barros o Patty. El pueblo en sí es el protagonista y cada uno de sus habitantes tiene un papel importante en el desarrollo de la trama.

El ritmo de la novela lo catalogaría como hipnótico. La forma en la que Guillermo Borao pasa de un tiempo a otro, del pasado al presente y, de repente, un guiño al futuro, es cuanto menos magistral. Aunque en momentos la obra se torna un poco confusa —algo que cobra sentido al terminarla—, el libro no pierde en ningún momento dinamismo ni se pierden las ganas por continuar leyendo.

Hay muchos elementos de "La sastrería de Scaramuzzelli" que han hecho que la experiencia de lectura sea inolvidable, pero si con algo he de quedarme es la pluma de Guillermo Borao. Nos comentaba en el encuentro que esta novela le ha costado 6 años escribirla y, creedme, el trabajo que hay detrás de ella se nota. Es difícil leerla y pensar que es una primera obra, porque está escrita con tanto mimo, con tanta pasión, que dirías que el autor ha escrito otras veinte antes de ella. Su estilo es tan delicado y poético que cuesta describirlo con palabras propias y hacerle justicia. Su prosa está muy pulida, las descripciones son vívidas, casi cinematográficas, tanto que puedes sentir que estás en la escena, que tú mismo formas parte del entramado de la novela. En medio del encuentro nos contaba que "tuvo la suerte" de ganar de joven muchos concursos de relatos y a mí me quedaron ganas de decirle que de suerte nada, que el jurado vería entonces el talento que ha podido volver a demostrar años después en su primera novela.

Los personajes son otro de los grandes puntos fuertes de "La sastrería de Scaramuzzelli". Están perfectamente perfilados, construidos al milímetro, con verisimilitud y coherencia; no hay acción que no cuadre con el personaje, todos con su personalidad, con sus fortalezas y sus rarezas.

Joseph Langhorne es uno de los personajes principales que, aunque ausente en el presente, es tan importante en le relato que es como si estuviera en cada página. Se trata del padre de William, que murió de tuberculosis cuando él solo tenía 6 años. Durante su enfermedad, momento en el que William también estuvo enfermo, le contaba cuentos a su hijo y le invitaba a soñar que, más allá de la ventana de su habitación, todo era posible. Su fallecimiento deja heridas irreversibles en su hijo.

William es un personaje al que hay que observar a través de sus grietas y sus cicatrices. Si no se le pone en el contexto que vivió, un pequeño que tuvo que crecer demasiado rápido y responsabilizarse de un negocio a edad muy temprana, es posible caer en el error de considerarlo una persona fría, apática e incluso egoísta. Es un hombre profundamente maniático, con la higiene, con el orden de las cosas, muy arraigado a su pasado y muy unido a la memoria de su padre. Cuando hace daño a quienes le rodean, lo hace sin intención de hacerlo. No hay maldad en William, sino un dolor que no sabe gestionar y que solo se hace más llevadero con la ayuda de Patty y Leonardo. Cuanto más conoces a William, más empatizas con él y más le entiendes.

Patty, por otro lado, es una mujer de bandera. Su tía la llevó a casa de los Langhorne cuando sus padres murieron y, siendo ella aún joven, se encargó del cuidado de William. Este trato terminó volviéndolos dos personas muy cercanas y, según crecieron, el sentimiento que había entre ellos se transformó en amor. Patty es paciencia pura, conocer a William mejor que nadie y sabe cuáles son sus límites. Por ello, no le presiona en ningún momento y su relación avanza a un ritmo en el que él está cómodo. Sin embargo, ella también tiene sus necesidades y anhelos y, cuando es el momento, no se reprime en poner sobre la mesa sus deseos y luchar por ellos.

Leonardo es un pilar fundamental de la historia. Llega a la vida de William y Patty para unirlos todavía más. Poco a poco, y sin apenas darse cuenta, se convierte en un hijo para ambos. Gracias a él la casa se llena de una luz especial, los tres se tornan una familia inseparable. Será él quien consiga que William se dé cuenta, en un momento dado, de qué es lo verdaderamente importante y por qué merece la pena seguir adelante.

Barros Scaramuzzelli es el símbolo del cambio. Llega a Tonleystone con sus diseños y va haciéndose un hueco en la mente de toda la población. Paulatinamente, todos los vecinos comienzan a interesarse por la moda y por "lo que viene de fuera", lo que llega de la ciudad. Scaramuzzelli, lejos de lo que podría esperarse de alguien que ha conocido la fama y es consciente de su talento y valía, es una persona humilde y cercana. Ha sudado cada moneda de su patrimonio, ha trabajado mucho para llegar donde está. No mira a nadie por encima del hombro, a todos los considera sus iguales, tanto a los vecinos como a los reyes. Nadie merece mejor trato que otra persona, no importa su clase social o el dinero que manejen.

Los personajes secundarios también son muy relevantes, en especial los hermanos Rosewood, Emily y Christopher. Ambos amigos de William desde que eran pequeños, también tienen un vínculo con Patty porque ella cuidó de ellos también. Sin embargo, a diferencia de Patty y William que han crecido para convertirse en personas de buen corazón y enteras, ellos se han vuelto más vanidosos y caprichosos, alentados también por su posición acomodada.

"La sastrería de Scaramuzzelli" trata temas muy diversos y variados. El más importante, a mi parecer, es el de los lazos familiares y, especialmente, el indestructible vínculo entre padre e hijo. Se trata de una de las relaciones más bonitas que puede existir y Guillermo Borao lo plasma muy bien en Joseph y William, consiguiendo que el lector sienta el profundo amor que se profesaban, incluso más allá de la muerte. Incluso años después de su fallecimiento, William tiene a su padre muy presente y sus enseñanzas y valores perduran en la persona en la que se ha convertido.

Del estrecho lazo entre William y Joseph también se extrae la importancia de las historias y cómo estas pueden ayudarnos a atravesar momentos muy duros de nuestra vida. Cualquier amante de los libros puede sentirse identificado con esta cita de la novela, el lema bajo el que actúa la Sociedad Fabiana que le envía los libros de Joseph a William una vez este muere.

Otro tópico muy presente en la novela es el destino. Los acontecimientos que se van sucediendo nos llevan a reflexionar constantemente acerca de si todo está ya escrito, si no podemos escapar de nuestro destino. Y, de ser así, ¿merecería la pena luchar por seguir un camino diferente?

Asimismo, "La sastrería de Scaramuzzelli" también deja mensajes preciosos acerca de lo importante que es ser humilde y altruista, representándose estos valores en Barros Scaramuzzelli. También habla de que hay que ser paciente y respetar los límites de aquellos a quien amamos, eso sí, sin dejar de perder nunca de vista las propias necesidades.

Por otro lado, me ha gustado mucho que se habla, de forma indirecta, de salud mental. Por ejemplo, hay personajes que pasan por episodios depresivos y también se plantea el proceso del duelo y cómo este puede afectarte socioafectivamente. La forma en que lo ha plasmado Borao en la historia me ha parecido muy acertada.

También hay espacio en la novela para la diversidad pues habla —y no entraré en detalles para no destripar la historia— de discapacidad y orientación sexual.

En cuanto al final no puedo definirlo con otra palabra que no sea apoteósico, para bien. Borao le da una vuelta de tuerca a todo lo que creías que era la historia. Lo único negativo que podría mencionar del libro es que hasta llegar a ese desenlace puede resultar confuso aunque, eso sí, nunca lo suficiente como para desconectar de la trama o desanimarte en la lectura.

En definitiva, "La sastrería de Scaramuzzelli" es la primera novela de Guillermo Borao en ver la luz, y con ella ya deja patente su gran talento para con el manejo de la palabra. Su prosa, cuidada al milímetro y de una belleza embriagadora, consigue trasladarte a los escenarios de la obra como si tú mismo formaras parte del entramado. Además de su estilo de escritura más que depurado, el autor nos presenta a unos personajes perfectamente perfilados y llenos de luces y sombras. de ellos se aprenden grandes valores como son la humildad, el altruismo y la paciencia. Como otros temas principales, el amor entre padre e hijo —hilo conductor de la historia—, la importancia de seguir contándonos historias, la salud mental y la diversidad. En definitiva, "La sastrería de Scaramuzzelli" es una entrada al panorama literario por la puerta grande.
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FINA
 20 September 2022
La verdad es que es dificil hablar de este libro y no hacer spoiler, a mí me ha gustado bastante, es como un cuento novelado donde no sabes lo que es real y lo que no hasta el final, donde se descubre todo y como en una función de teatro todo cobra otro sentido diferente a la impresión inicial.
Es una historia principalmente de amor, amor paternal de Joseph Langhorne donde a través de sus letras encuentra la manera de entretener a su hijo enfermo y disfrutar de más tiempo juntos.
Pasados 25 años, tenemos a William Langhorne, a Patty y a los hermanos Rosewood, que junto al resto del pueblo de Tonleystone dan la bienvenida a Barros Scaramuzzelly, a Mercedes y a Leonardo. La apertura de la nueva sastrería cambiara la vida de todos en diferente medida, al principio hay mucha expectación, el pueblo gana importancia y notoriedad y después hay envidias, recelos y traiciones.
El libro esta dividido en cuatro partes y empiezan con la llegada de Barros y lo que parecen recuerdos de Willian sobre los textos de su padre y sus enseñanzas. Nada es lo que parece, pero te metes de lleno en la historia sin darte cuenta, hay secretos, traiciones, amores no correspondidos, celos y amistades toxicas, unos cuantos giros inesperados también, sobre todo al final que te deja con la boca abierta.
Esta muy bien escrito con un estilo como antiguo, muy acorde con la época en la que parece transcurrir y la ambientación esta muy lograda; ese pequeño pueblo rural con todos esos cambios, sus costumbres, la aparición de tejidos como la viscosa, etc. Y vamos conociendo datos poco a poco, secretos y cosas del pasado que tienen su importancia en el futuro.
Me guardo muchas citas del libro para recordar, frases de Joseph con sus enseñanzas y de William con sus observaciones, sus cuentos y recuerdos.
Una lectura entrañable y que seguro volveré a disfrutar más adelante, lo recomiendo.
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Vivirmilvidas
 05 September 2022
En esta historia conoceremos la vida del pueblo de Tonleystone, un lugar donde sus habitantes viven felices con sus costumbres ambientada a finales del siglo XIX.

William Langhorne es un hombre que no sale mucho de su casa, es soñador, estudia la luz de la mañana, vive con su aya, amiga, amante Patty y está esperando que se cumpla una profecía que su padre le contó antes de morir. Heredó la fábrica de tejidos y ha tenido a su lado para llevarla adelante a sus dos socios. A su lado también se encuentran dos amigos de la infancia, los hermanos Rosewood, Emily y Christopher

Barros Scaramuzelli es el sastre que va a llegar al pueblo para cambiar todo lo que conocen. Junto a él llegarán Mercedes y Leonardo. Barros es un personaje humilde y bueno, que se ha labrado una reputación a fuerza de trabajo y constancia en el mundo de la moda. Es uno de los personajes que más me ha gustado

Presentados algunos de los personajes con más peso que vais a encontrar en la historia os vengo a contar que he sentido ya que es una novela que hay que descubrirla página a página y conocer a todas las personas del pueblo

Me ha hecho reflexionar y mucho, sobre lo que tenemos, lo que creemos que querríamos para ser felices, en vivir el presente, el poder de la família y los buenos amigos, lo que corrompe la ambición y el poder, lo que une la lectura y la escritura, la esperanza, el dolor de la pérdida, el poder que tiene las palabras y el apoyo para resurgir cuando estamos más abajo incluso de personas que apenas conocemos...

He de decir que durante toda la lectura he tenido muchas, muchísimas teorías y casi todas han fallado, no me esperaba el final, no estaba preparada para él y me ha sorprendido. Otro punto a favor de la historia es todas las citas que encontramos en ella, algunas obras del autor y otras rescatadas de grandes obras

Es la primera obra del autor y le voy a ir siguiendo la pista porque me ha encantado. Mi más sincera enhorabuena
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Ferrer
 07 October 2022
Una historia de amor. Dos personajes masculinos, el fabricante de textil William Langhorne y el sastre Barros Scaramuzzelli, dos mujeres Patty y Emily Rosewood, dos niños Mercedes y Leonardo, Inglaterra a finales del s. XIX, una sociedad anclada en sí misma, en las apariencias, en el qué dirán, una llegada inesperada y una agitación en el pueblo, que lo cambiará todo para que todo siga igual en la localidad. Un sastre genial, una empresa familiar de textil, amores no correspondidos, ambición, un accidente trágico son los ingredientes del argumento.
A pesar de la primera novela de su joven autor, la historia avanza a golpe de punto de giro hasta el inesperado final, que desvela el desenlace de la historia de amor, por medio de capítulos cortos y gracias a la agilidad en los diálogos que logran que la acción progrese página a página. Las diferentes subtramas le confieren interés a la historia y terminan por redondear a unos personajes que evolucionan durante el transcurso de la novela, aunque no siempre para bien.
En dos tardes, uno puede leer esta novela, introducirse en una época pasada y sentir por medio de unos personajes una historia de amor con unas gotas de ambición y lealtad y alguna que otra traición.
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MisLecturas
 11 October 2022
Cambiar de género era justo lo que necesitaba cuando la bonita portada de esta novela se cruzó en mi camino y no pude resistirme al conocer su argumento. “La sastrería de Scaramuzzelli” es un título que invita reflexionar sobre el sentido de la vida, y que es difícil de encasillar por ser una especie de fábula que bebe de varios géneros.
Joseph Langhorne era un avezado empresario textil y antes de fallecer buscó la manera de instruir a su hijo William en los valores fundamentales de la vida, para que se pudiera enfrentar al mundo en su ausencia, y fue a través de los cuentos que le iba leyendo. Una de esas historias marcó al pequeño porque en ella le advertía de la llegada de alguien que lo cambiaría todo. Alguien que viene para alterar el placido devenir de su vida. Esto ocurrirá veinticinco años más tarde, cuando se presenta un sastre que pretende rehabilitar un antiguo taller de costura y convertirlo en sastrería. Su trabajo seducirá a todos los lugareños, pero a la vez la placidez de todo el pueblo se verá quebrada ante el poder de la fama y de lo material.
Hay novelas que empiezas a leer con las expectativas justas por motivos diversos, pero mayoritariamente es porque tienes ante ti la obra debut del autor y desconoces a lo que te enfrentas. Esto me pasó con “La sastrería de Scaramuzzelli”, un relato que ha acabado sorprendiéndome gratamente e incluso me ha emocionado con un giro final totalmente inesperado, bonito, aunque muy duro, hasta el punto de arrancarme algunas lágrimas.
La novela articula su argumento en cuatro bloques y un total de treinta y cinco capítulos de corta extensión. Es muy original el recurso utilizado por el autor para dar título a cada uno de esos capítulos, porque lo hace con las últimas palabras con las que los cierra. La historia se adorna con una prosa exquisita, cuidada y elegante, con frases intensas de gran enjundia, y regada con palabras que suelen ralentizar el avance de la lectura, obligándote a tener a mano un diccionario porque se alejan de lo coloquial. Respecto a la época en la que transcurre el relato, en ningún momento se nos concreta, pero podemos deducirla por algunas referencias y saber que es coetánea a la de Jack el Destripador, la Gran Depresión o la invención de la viscosa.
La sastrería de Scaramuzzelli” transcurre en un pintoresco pueblo imaginario llamado Tonleystone, situado a veinte millas de la capital, supuestamente en la campiña inglesa, que ha estado siempre protegido de la decadencia de la nación y subsiste gracias a la fábrica de tejidos de la que nuestro protagonista es propietario. En este libro hay de todo, desde referencias a los grandes de la literatura, hasta una crítica a la sociedad de consumo, a la cultura del aparentar, a la diferencia de clases, a los efectos de la alta costura en una pequeña población o a cómo el poder lo corrompe todo, haciendo aflorar las envidias y las vanidades.
Los personajes están construidos en su justa medida y se alejan de los estereotipos. El gran protagonista es William, un soñador introvertido lleno de excentricidades, reacio al progreso y a los tiempos modernos. Un hombre muy apegado a sus recuerdos y a las historias que su padre le contaba antes de que este falleciera a causa de una de las enfermedades más mortíferas de la época, cuando él tenía seis años. Asustadizo hasta decir basta e incapaz de plantarle cara a sus propios problemas, es un estudioso de la luz de los amaneceres, de sus matices. Mención especial merece el personaje de Leonardo, un niño rescatado por Barros Scaramuzzelli del hospicio para darle una vida más digna, un ser especial como ninguno que ha conquistado mi corazón.
Sintetizando: “La sastrería de Scaramuzzelli” es una sinfonía de emociones de sosegada cadencia que aborda temas tan importantes como la amistad, el amor en sus múltiples vertientes, la familia o la muerte. Una novela coral de lectura pausada que gustará a un amplio abanico de lectores.

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