El monstruo pentápodo

A veces creo que así debe de ser el infierno: pensar y recordar las cosas más dolorosas, las más vergonzosas, las que nos hacen sentir como cucaracha por toda la eternidad.

¿Por qué será que en el encierro la mente se libera? Hace lo que quiere. Se desata. Es imposible controlarla.

No le tienes miedo a los monstruos, ¿o si? Depende del monstruo, si es real o no, y si está en dónde yo estoy.

A veces es preferible no creer algo malo que enfrentarse a las consecuencias. Quiero decir que es más sencillo creer lo mejor de alguien.

Hay días en que me desmoronó. Soy un mazapán aplastado que al abrirse es polvo. Me parece que este dolor no se irá nunca. Solo se aleja y vuelve en oleadas. Entre una y otra tengo la sensación de que puedo sobrevivir.

Parece que mi cerebro no hace otra cosa que brincar al pasado marinarse en los recuerdos.

Siempre me imagino tantas cosas de la gente de aquí, pero pocas veces se sabe la verdad.

Un muerto más, un muerto menos. No iba a romperse ningún equilibrio ecológico: si algo sobraba en el planeta eran los seres humanos.

El mundo es l mismo tiempo el infierno de unos y el paraíso de otros.

El mundo es al mismo tiempo el infierno de unos y el paraíso de otros.