—No te quejes de los recuerdos cuando eres tú quien los trae de vuelta. —Levanté la cabeza hacia él—. Aunque, sinceramente, a estas alturas hay algunas cosas que me resultan tan lejanas que parecen que pertenecen a otra persona. —Porque son de otra persona. Esa es la magia del tiempo. —Acercó su boca a mi oído—. Tú conoces a aquella Macarena porque la has podido espiar durante años, recordándola, pero ella no sabe de ti. No sabe lo que aprendiste y lo que sigues ignorando. |