Agatha Raisin y la quiche letal

Como si quisiera compartir su estado de ánimo, amaneció un día primaveral perfecto, con un sol brillante.

Que tus límites no dejen de expandirse, más y más.

Por primera vez en su vida, supo lo que era la soledad, y la asustó.
Desde las ventanas de la cocina, en la parte de atrás de la casa, disfrutaba de una vista de los montes Cotswold, que se alzaban apartándola del mundo bullicioso y comercial, enclaustrándola como si fuera una desconcertada criatura extraterrestre bajo el tejado de paja de su casa, separada de la vida exterior. La vocecita que había gritado: «Pero ¿qué he hecho?» se convirtió en un clamor."

«Que tus límites no dejen de expandirse, más y más»

La belleza no llamaba necesariamente a personas bellas.

Así que aquella brillante y lustrosa manzana también tenía gusanos, reflexionó Agatha.

Una mujer es tan joven como el hombre al que ama

Por primera vez en su vida, supo lo que era la soledad, y la asustó.