El país de las últimas cosas

Esta es mi segunda incursión con uno de los escritores favoritos de mi compañera de piso, y me encanta, aunque el Libro de las Ilusiones me gustó más, quizás por el pesimismo que lleva este libro.

Paul Auster hace un derroche de amargura y de dolor, en esta novela. La protagonista Anna, que se va a la ciudad en busca de su hermano desaparecido, se encuentra atrapada en un entorno cargado y asfixiante. Un futurismo incomprensible colapsa el aire y mata todas las esperanzas de la gente.
Un país donde la esperanza es un ligero recuerdo en algunas mentes, en la mayoría ni eso. Literariamente es buena, pero humanamente te desangra. Absteneros los depresivos de corazón, ya que aquí, lo que más encontraréis, será un abismo y un vacío inmenso hacia la nada, vamos, que alegre no es.

Pero sin lugar a dudas, encontrareis un genio en crear nuevas realidades, repetiré el escritor seguro.

Este libro me vale para el #24retosdelectura 2023 para las categorías

13.- Con una muerte Violenta
15.- Que yuyu me ha dado
17.- Mujer protagonista

Gracias @rossygram_ por la recomendación y el regalo

una novela desoladora: El país de las últimas cosas (1987) de Paul Auster. No es una lectura amable, pues aunque dibuja un escenario distópico y terrible, tiene un sabor inquietantemente cercano. Una especie de proyección de nuestra realidad hacia un futuro no demasiado distante.

La historia es en realidad un testimonio contado en primera persona. Es la larga carta que escribe Anna Blume, la protagonista de este estremecedor relato, a un remitente desconocido para nosotros. Así es como conocemos su viaje a «la ciudad» en busca de su hermano, que fue enviado allí como corresponsal de prensa para desaparecer sin dejar rastro.

Esta ciudad es un lugar decadente y peligroso. Un mundo en descomposición. El reino del caos y la basura, donde la muerte acecha por todas partes. Es un paisaje donde han triunfado la anarquía y la delincuencia. Sus habitantes han sido abandonados a su suerte por parte de las autoridades, pero al mismo tiempo están sometidos a sus leyes injustas y terribles castigos. de este modo el único objetivo que hay es sobrevivir un día más. Evitar a los ladrones y los estafadores, esquivar las enfermedades y huir de la miseria, el hambre y la locura.

(Reseña completa en el link)
Enlace: https://humildelector.com/20..

Simplemente exquisito, la verdad me encantó como se desenvuelve la historia y los escenarios que nos plantea, la descripción que da de las cosas. No pude despegarme de el, dan ganas de seguir página a página.

Me ha costado bastante terminarlo, a pesar de ser cortito. Empezó resultándome curiosa la descripción del mundo donde vive la protagonista, pero en el momento que empezó a centrarse en su historia personal se me haciendo cada vez más cuesta arriba la lectura y al final me he acabado aburriendo bastante.

La protagonista cuenta su historia en una carta, y eso hace que apenas haya diálogos y que la narración sea muy monótona. No he conectado con la historia y ni siquiera tenía mucho interés por saber que pasaría con la chica al final.

Sí que tiene algunas situaciones que llaman más la atención que otras y puedes apreciar el drama que esta viviendo Anna en el país de las últimas cosas. También nos deja el autor alguna frase bastante interesante, pero poco más.

Durante el libro hay tres partes diferenciadas, con tres sucesos que cambian el devenir de la protagonista. Probablemente esto también haya ido de más a menos. El primero de esos sucesos es el que más me ha gustado. El final tampoco ha sido nada del otro mundo. La chica acaba la carta en el momento actual que está viviendo justo al final de la tercera parte y deja un final abierto.
Poco más que destacar.

Novela distópica que narra y describe implacablemente el mundo de una sociedad mayoritariamente deshumanizada. Escudriña en paisajes, ambientes y personajes hasta lograr un declive inminente.

Si bien se señala como distópica, no se aleja en absoluto de la realidad que contemplamos por fuera de la ficción; ovación al suicidio, estafadores por doquier, escasez abundante, inestabilidad climática, clubes de asesinato y quema de libros son tan solo algunos de los aspectos que conforman este país donde todo tiende a desaparecer. Todo.

En un futuro distópico no muy lejano el mundo vive su peor momento: el ser humano se ha vuelto la peor amenaza para sí mismo y está consumando la destrucción de su propia civilización.
El consumo, la insensibilidad y el egoísmo son los pilares de esta versión degradada del mundo ‘actual', que funciona como un temible augurio de lo que podría sucederle/sucedernos y que te mantiene con el estómago encogido durante sus casi 200 páginas. En ellas, la protagonista, Anna Blume, relata esta pesadilla, que es la realidad, a modo de carta dirigida su novio: cómo funcionan las cosas en ese país, el entorno, lo que pasa en el día a día, la política que se sigue… y posteriormente, Anna comienza a explicar su historia allí y el motivo que la ha llevado a esa tierra: encontrar a su hermano.

Auster, con sus descripciones y narración tan gráfica y descriptiva, plasma la miseria más absoluta de la sociedad; una realidad en la que los suicidios son el pan de cada día. Una novela que, literariamente, es tremendamente buena, pero que humanamente te desangra. Todo un ejercicio de derroche de pesimismo, de amargura y de dolor.
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Quizás a dónde nos traslada Auster es al infierno mismo, con toda la crudeza que este ofrece, quizás también es una manera de criticar al capitalismo y su fiel discípulo “el individualismo”.
En esta novela, a través de una carta nos cuenta las andanzas de la protagonista en el más desolador de los escenarios, y cómo transita cada uno de sus días hasta el final. Por fin el amor llega en algunas escenas y produce una luz de esperanza que nos hace olvidar del hambre, las injusticias y de ese país de las últimas cosas.