Hay algo muy placentero en los sentimientos tan fáciles de manejar. No quiere esto decir que los envidie; por nada del mundo me gustaría tenerlos, pero resultan muy convenientes cuando lo que se busca es influir en las pasiones de otra persona.
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Hay algo muy placentero en los sentimientos tan fáciles de manejar. No quiere esto decir que los envidie; por nada del mundo me gustaría tenerlos, pero resultan muy convenientes cuando lo que se busca es influir en las pasiones de otra persona.
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A pesar de que no he sido considerada una buena madre, mi conducta fue dictada por el sagrado impulso del amor maternal, pues sólo buscaba el bien de mi hija; y si ésta no fuera la joven más necia de la tierra, habría visto premiados mis esfuerzos.
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Resulta un placer exquisito dominar un espíritu insolente, hacer que reconozca tu superioridad un individuo predispuesto en contra tuya.
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Por muy humilde que se muestre ahora, no puedo perdonarle ese momento de extrema arrogancia, y pienso si debería castigarlo rechazándolo inmediatamente después de la reconciliación o casándome con él para hacerle la vida imposible.
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Cuando el orgullo y la estupidez van unidos no hay disimulo que valga.
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Jamás he visto que el consejo de una hermana impida a un joven enamorarse si así lo desea.
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En pocas palabras cuando una persona vive engañando a los demás, es imposible que todas sus ideas y opiniones resulten consecuentes.
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Estoy cansada de someter mi voluntad a los caprichos de los demás, dejando a un lado mi buen juicio por unas personas a las que no debo nada y por las que no siento el menor respeto
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Proporcionan un exquisito placer someter a un espíritu insolente y hacer que una persona predispuesta a aborrecerte acepte tu superioridad.
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Jane Austen (16 de diciembre de 1775-18 de julio de 1817) fue una novelista británica que vivió durante la