La herencia de los huesos

"La herencia de los huesos" supone el cuarto caso de la arqueóloga forense Ruth Galloway, y en ella nos reencontraremos con viejos conocidos en un nuevo misterio que mezcla historia medieval, misticismo, supersticiones aborígenes y el expolio de bienes culturales. 

En un museo de Norfolk todo está listo para la apertura del féretro de un obispo medieval del siglo XIV. Ruth Galloway es una de las invitadas al evento pero, justo antes de iniciarse la ceremonia, encontrará al director del museo inconsciente junto al féretro, no pudiendo hacer nada por salvar su vida. Junto al Inspector Harry Nelson se verá involucrada en la investigación, cuyas únicas pistas serán unas cartas amenazantes y una antigua leyenda.

El final del tercer libro nos dejó con un cliffhanger que prometía cambios sustanciales para esta nueva entrega, en lo que a la relación personal entre Ruth y Harry se refiere. En esta ocasión el misterio no tiene un papel tan principal como en anteriores entregas, sino que se centra un poco más en el desarrollo de las vidas personales de los personajes. La relación entre ambos es compleja y se encuentra en constante evolución. 

Veremos a Ruth tratando de conciliar su vida familiar y profesional, teniendo que hacer frente a ese sentimiento de culpa que le invade cuando su trabajo y "sus huesos" le reclaman. La maternidad en solitario y las dificultades a las que debe hacer frente (incluidos los juicios ajenos a su papel como madre) están muy bien reflejados. 

Harry se debate entre el amor y la lealtad (a buenas horas) a su mujer y lo que siente por Ruth y su hija en común. Su situación es también complicada, pero lo que no termina de convencerme es que muchas veces parece que esté esperando que sean ellas las que tomen las decisiones por él. 

Personajes de entregas anteriores como Cathbad o Judy vuelven a aparecer, y cada vez tienen mayor protagonismo en la trama. A la inmensa mayoría de ellos les estoy cogiendo bastante cariño, a todos menos a Harry, que cada vez me cae peor (no puedo evitarlo) 😅.

Uno de los puntos fuertes de la serie es la ambientación en las marismas de Norfolk, escenario perfecto para crear esa atmósfera oscura y un poco inquietante que acompaña a las leyendas que suelen tener tanta relevancia en los misterios que investigan.

Aunque esta vez no hay un misterio arqueológico como tal, varias líneas argumentales hacen que el interés por la historia no decaiga en ningún momento. Aunque son casos autoconclusivos y pueden ser leídos de manera independiente, la vida personal de los personajes está tan integrada en la historia que es recomendable leerlos en orden para poder comprender en su totalidad los comportamientos y actitudes de estos.

En una historia llena de leyendas y supersticiones, el final ofrece una explicación totalmente racional que no se me pasó por la cabeza en ningún momento.

Historia entretenida y de fácil lectura dentro de una serie que consigue que, con cada nueva entrega, el lector se sienta más implicado con sus personajes.

Ruth Galloway, arqueóloga forense de profesión, es una apasionada de los gatos y los huesos y vive en los límites de las marismas, en una casa solitaria junto con su hija pequeña. Trabaja como directora en el departamento de Arqueología forense de la universidad y desde que se vio envuelta en un caso misterioso de asesinato colabora con la policía en la resolución de crímenes cuyo resolución implican de su conocimiento y experiencia con los huesos. En esta ocasión, Ruth se ve involucrada en un misterio de complicada solución. Os aconsejo que leáis los libros según el orden de publicación, así podreís conocer la evolución de los personajes.

Hablando de la trama principal que comienza con la apertura del féretro de un obispo del siglo XIV al que acuden académicos del lugar y ciertas personalidades, entre ellas Ruth Galloway, se ve interrumpida por la repentina muerte del director del museo. La investigación que llevará a cabo el inspector Harry Nelson se basará en las pistas de una antigua leyenda australiana y la aparición de unas inquietantes cartas.

Con esto ya he sentido curiosidad por encontrar una explicación al asesinato del director del museo y también por la historia del obispo del sigo XIV y todo lo que hay detrás. Además, seguir conociendo la vida de los personajes, a los que ya he cogido cariño, es una sensación placentera. Eso sí, y no quiero engañar al lector, 𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒏𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂 𝒏𝒐 𝒆𝒔 𝒍𝒂 𝒎á𝒔 𝒇𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒄𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐 𝒑𝒖𝒃𝒍𝒊𝒄𝒂𝒅𝒂𝒔. No veremos a la dinámica Ruth Galloway en plenas capacidades arqueológicas y compartirá protagonismo con otros personajes que toman el relevo.

De lo que más he disfrutada es de la ambientación. 𝑳𝒂𝒔 𝒆𝒔𝒄𝒆𝒏𝒂𝒔 𝒔𝒆 𝒅𝒆𝒔𝒂𝒓𝒓𝒐𝒍𝒍𝒂𝒏 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒄𝒐𝒏𝒅𝒂𝒅𝒐 𝒊𝒏𝒈𝒍é𝒔 𝒅𝒆 𝑵𝒐𝒓𝒇𝒐𝒍𝒌, lugar el que se encontraron restos de la Edad de Hierro y ocupación romana. Igualmente la catedral de Norwich es un marco maravilloso para incrementar el misterio de un asesinato.

En resumen, no he podido apartar ni un segundo la vista de la lectura.

𝑴𝒊𝒔 𝒊𝒎𝒑𝒓𝒆𝒔𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔: Casi se me había olvidado esta serie. Creo recordar que hace un año que leí el último libro y esta novela ha sido un encuentro casual y deseado. Casual porque se me había pasado por completo que se publicaba recientemente la cuarta entrega y deseado por que 𝒆𝒍 𝒆𝒏𝒄𝒖𝒆𝒏𝒕𝒓𝒐 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒔𝒕𝒐𝒔 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒋𝒆𝒔 𝒎𝒆 𝒅𝒆𝒋𝒂 𝒔𝒂𝒕𝒊𝒔𝒇𝒆𝒄𝒉𝒂, 𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒉𝒂𝒄𝒆 𝒕𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒔𝒂𝒃𝒆𝒔 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒂𝒏𝒕𝒊𝒈𝒖𝒂 𝒂𝒎𝒊𝒈𝒂 𝒚 𝒅𝒆 𝒓𝒆𝒑𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒕𝒆 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒃𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒕𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒍𝒂𝒔 ú𝒕𝒊𝒎𝒂𝒔 𝒏𝒐𝒗𝒆𝒅𝒂𝒅𝒆𝒔 𝒅𝒆 𝒔𝒖 𝒗𝒊𝒅𝒂.




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Hay que desenterrar una tumba antigua, que contiene unos restos honorables, y devolver unos cráneos, profanados a modo de trofeo, a sus legítimos de dueños y descendientes.
Así comienza esta historia en la que Ruth ha de enfrentarse de nuevo a lo que le indican unos huesos que, en principio, parecen mudos y la realidad que la rodea, llena de gente viva a la que a veces matan y hay que investigar como ha sucedido.
De nuevo tenemos una historia que se cuenta desde diferentes puntos de vista; veremos la parte tanto personal como profesional de los protagonistas y le iremos siguiendo la pista a los nuevos personajes que aparecen y que pueden resultar tanto sospechosos como víctimas de asesinato.
Es un libro que se puede leer de manera independiente a los otros de la saga, ya que los crímenes que aquí ocurren no tienen nada que ver con los casos anteriores; sin embargo, la vida de Ruth y de los que la rodean va evolucionando y cambiando con el tiempo, así que si empiezas el libro por aquí es posible que leas bastantes spoilers de lo que ha ocurrido con sus vidas en los libros anteriores.
La acción y la trama se van desarrollando capítulo tras capítulo, aunque no mantienen un ritmo constante. Hay algunos que resultan más descriptivos que otros y otros en los que ocurren más cosas; hay momentos de descubrimiento, de intriga e incluso algunos que nos pondrán los pelos de punta. Resalto, además, el clasicismo que impera todavía en muchas personas que esperan recibir un trato especial y se aprovechan de sus circunstancias, así como algunos choques culturales que despiertan rencores y recelos profundos.
Muy bien trabajadas, por tanto, la parte de misterio, investigación, asesinatos y pistas a seguir, así como la parte en la que se profundiza en el alma humana.

Coincido con otras críticas que he leido que esta novela es la más floja de la serie. La investigación es insulsa y tiene poca intriga. La novela se centra más en la evolución de los personajes. Se lee rápido, aunque a veces te pierdes un poco. No sé si la recomendaría.

Cuarta entrega de la serie protagonizada por la arqueóloga Ruth Galloway, aunque en este libro parece más un alma en pena o al menos perdida, ya que de investigar nada de nada.


El libro es meramente entretenido, aunque de forma muy ajustada. El libro más flojo de la serie hasta ahora.