Timandra de Theodor Kallifatides
La fe es imposible ; la esperanza difícil. Nuestra vida transcurre entre lo imposible y lo difícil.
|
Timandra de Theodor Kallifatides
La fe es imposible ; la esperanza difícil. Nuestra vida transcurre entre lo imposible y lo difícil.
|
Otra vida por vivir de Theodor Kallifatides
Mi primera lengua es palpitación. La segunda cavilación. La primera brotaba de las entrañas, la segunda de mi cerebro.
|
Timandra de Theodor Kallifatides
Cada ateniense, considerado como individuo, no es un asno. Pero todos los atenienses en conjunto se tornan asnos. Los atenienses, como todos los demás, se olvidan y se convierten alegremente en una masa necia.
|
Timandra de Theodor Kallifatides
A fin de cuentas, cada hombre que va con una mujer lleva otra dentro, y es con esa con quien hace el amor. De lo contrario, ¿por qué cierran los ojos?
|
Timandra de Theodor Kallifatides
Del futuro no nos ocupamos, el presente no lo comprendemos. Lo único que podemos comprender y amar es el pasado.
|
|
Otra vida por vivir de Theodor Kallifatides
Una palabra puede hacer más daño que el cuchillo más filoso. Decir algo es hacer algo.
|
Otra vida por vivir de Theodor Kallifatides
Todos los días lo mismo y lo mismo. -Te has vuelto como Sífico… Le conté que Sísifo había recibido de Zeus el castigo de empujar una piedra hasta lo alto de la colina, pero en cuanto llegaba, la piedra se le escapaba y rodaba cuesta abajo, y vuelta a empezar desde el principio. |
Otra vida por vivir de Theodor Kallifatides
Me acordé del ave migratoria que había visto en el cielo solitario de Gotland. Había perdido a su bandada, pero no la dirección. El mismo problema tenía yo. Había perdido a mi bandada. La dirección que debía tomar, sin embargo, me la habían dado aquellos muchachos, su maestra, Olimpía Lampusi, y las palabras de Esquilo. Y este libro, el primero que escribo directamente en griego después de cincuenta años, es mi agradecimiento tardío para ellos, que me devolvieron a mi lengua, la única patria que todavía me queda y la única que no me heriría. |
Otra vida por vivir de Theodor Kallifatides
Me fui no sólo porque no encontraba trabajo o porque la presión política era severa, sino porque el hombre que se va, que quema las naves, es alguien muy común. Como aquel que vuelve o aquel que no olvida.
|
Otra vida por vivir de Theodor Kallifatides
De pronto, estando en medio de un grupo de gente a la que conocía y estimaba, se apoderaba de mí una peculiar necesidad de huir. Quizá finalmente ese sea el precio de vivir en un país extranjero. No es sólo que vives una vida distinta de la que dejaste atrás. Es que la vida en el extranjero te vuelve extraño
|
Timandra de Theodor Kallifatides
Muy pocos hombres de cuantos conocí soportaban la gloria de los demás sin llevar la tediosa máscara de la envidia.
|
Timandra de Theodor Kallifatides
Piensa en cerrar los ojos y recordar una lluvia con todo detalle, los diferentes sonidos que produce cuando golpea en el techo, cuando cae en los árboles, en los ríos. Piensa que tienes dentro de la cabeza una intensa, serena lluvia. No; no estamos hecho para las cosas importantes. Recordamos la injusticia más insignificante, pero no la lluvia. Nos explotamos a nosotros mismos, no sabemos sacarnos partido. Deseaba que volviera a llover. Deseaba ser otra. Recuerdo, sin embargo, que no llovió más. Se que no me convertí en otra. Deseo hablar simple y llanamente. Deseo no llorar. Pero estoy llorando. |
Lo pasado no es un sueño de Theodor Kallifatides
Vivía en un apartamento pequeño cerca del Colegio, pero ya no daba clases. Había envejecido sin haber cambiado, más bien al contrario, se había vuelto más él. Los mismos ojos sonrientes y la misma sonrisa infantil que yo recordaba. En su habitación hacía un frío terrible. Él llevaba puesto el abrigo y unos guantes con los dedos cortados, como los de los ciclistas, para poder escribir. Ningún mueble. Sólo su escritorio cargado de libros y en el suelo fardos de papel de periódico. Tres grandes fardos. Vio mi extrañeza y sonrió. —No volverá a faltarme el papel —dijo, y añadió que durante su destierro, lo peor no habían sido las golpizas, las torturas, la falta de sueño o el miedo a la muerte. De todo, lo que más había echado en falta había sido el papel. El no tener donde escribir. Ésa fue su última lección. Salí con lágrimas en los ojos y juré que jamás escribiría nada que no fuera una cuestión de vida o muerte, nada que no brotara de mis entrañas y fuera producto de una dedicación sin límites. Era un compromiso ambicioso y, aun si fracasaba, habría valido la pena. + Leer más |
Lo pasado no es un sueño de Theodor Kallifatides
Todos éramos pobres, pero entre nosotros había quienes eran incluso más pobres. Por lo general, familias sin padre —barcos a la deriva—, decía mamá. Viudas con hijos que estaban completamente solas y otras que aunque tenían marido, éste había sido desterrado a algún islote yermo del Egeo. Después estaban todas las aves sin alas. Es decir, los que habían sido seriamente heridos y tenían una sola pierna o un solo brazo o un solo ojo, o bien sin piernas, sin brazos, ciegos. La mayoría se dedicaban a la mendicidad y se peleaban entre sí de mala manera por los mejores puestos, fuera de la iglesia, por ejemplo, o frente al colmado. Vestidos de andrajos enseñaban sus muñones y al mismo tiempo, con voz monótona, murmuraban ruegos y deseos a los transeúntes. |
Otra vida por vivir de Theodor Kallifatides
"La emigración es una especie de suicidio parcial. No mueres, pero muchas cosas mueren dentro de ti. Entre otras, tu lengua. Por eso me siento más orgulloso de no haber perdido mi griego después de haber vivido cincuenta y cinco años en Suecia, que de haber aprendido el sueco tan bien como lo he aprendido. Lo segundo fue obra de la necesidad, pero lo primero es un acto de amor. Una victoria contra el olvido y la indiferencia." (Pág.73). |
El asedio de Troya de Theodor Kallifatides
Las demás mujeres también lloraban, más por el destino que habían corrido que por el de Patroclo, pero ¿quién puede distinguir una pena de otra? ¿Quién puede distinguir las lágrimas de las lágrimas?
|
Otra vida por vivir de Theodor Kallifatides
Como artista, eres lo que eres mientras eres. Luego no eres nada.
|
Theodor Kallifatides
Cuando sabes lo que quieres, puedes decirlo en todas las lenguas que conoces. También puedes guardar silencio en todas las lenguas que conoces. Pero cuando no tienes nada que decir, lo dices mejor en tu lengua materna.
|
Otra vida por vivir de Theodor Kallifatides
Pero mi problema no era sólo con la escritura, era también con la sociedad que me rodeaba. No soportaba ver a Suecia dejar de ser un país de justicia social y solidaridad, para enredarse en los tentáculos del comercio. La educación se privatizaba, la salud y la asistencia médica también. Los maestros y los médicos se convertían en empresarios, los alumnos y los enfermos, en clientes. Esos dramáticos cambios acontecían con tanta celeridad que ni siquiera llegaban a volverse historia. No quedaban registrados en ningún lado. Yo no tenía tiempo de adaptarme. Envejecía en un mundo que me parecía cada vez más ajeno. La nueva realidad moral me ofendía personalmente. Todo se compraba y todo se vendía. Ah, no. Esa vulgaridad no me representaba.
|
¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?