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Timandra de Theodor Kallifatides
La fe es imposible ; la esperanza difícil. Nuestra vida transcurre entre lo imposible y lo difícil.
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Calificación promedio: 5 (sobre 53 calificaciones)
/El griego Theodor Kallifatides, escritor y hombre de cine, conversa con el editor Joan Tarrida sobre su última novela, 'Timandra', el conjunto de su obra y las posibilidades que tiene la literatura de transformar la realidad.
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Timandra de Theodor Kallifatides
La fe es imposible ; la esperanza difícil. Nuestra vida transcurre entre lo imposible y lo difícil.
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Otra vida por vivir de Theodor Kallifatides
Mi primera lengua es palpitación. La segunda cavilación. La primera brotaba de las entrañas, la segunda de mi cerebro.
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Timandra de Theodor Kallifatides
Cada ateniense, considerado como individuo, no es un asno. Pero todos los atenienses en conjunto se tornan asnos. Los atenienses, como todos los demás, se olvidan y se convierten alegremente en una masa necia.
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Timandra de Theodor Kallifatides
A fin de cuentas, cada hombre que va con una mujer lleva otra dentro, y es con esa con quien hace el amor. De lo contrario, ¿por qué cierran los ojos?
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Timandra de Theodor Kallifatides
Del futuro no nos ocupamos, el presente no lo comprendemos. Lo único que podemos comprender y amar es el pasado.
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Otra vida por vivir de Theodor Kallifatides
Me acordé del ave migratoria que había visto en el cielo solitario de Gotland. Había perdido a su bandada, pero no la dirección. El mismo problema tenía yo. Había perdido a mi bandada. La dirección que debía tomar, sin embargo, me la habían dado aquellos muchachos, su maestra, Olimpía Lampusi, y las palabras de Esquilo. Y este libro, el primero que escribo directamente en griego después de cincuenta años, es mi agradecimiento tardío para ellos, que me devolvieron a mi lengua, la única patria que todavía me queda y la única que no me heriría. |
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Lo pasado no es un sueño de Theodor Kallifatides
Vivía en un apartamento pequeño cerca del Colegio, pero ya no daba clases. Había envejecido sin haber cambiado, más bien al contrario, se había vuelto más él. Los mismos ojos sonrientes y la misma sonrisa infantil que yo recordaba. En su habitación hacía un frío terrible. Él llevaba puesto el abrigo y unos guantes con los dedos cortados, como los de los ciclistas, para poder escribir. Ningún mueble. Sólo su escritorio cargado de libros y en el suelo fardos de papel de periódico. Tres grandes fardos. Vio mi extrañeza y sonrió. —No volverá a faltarme el papel —dijo, y añadió que durante su destierro, lo peor no habían sido las golpizas, las torturas, la falta de sueño o el miedo a la muerte. De todo, lo que más había echado en falta había sido el papel. El no tener donde escribir. Ésa fue su última lección. Salí con lágrimas en los ojos y juré que jamás escribiría nada que no fuera una cuestión de vida o muerte, nada que no brotara de mis entrañas y fuera producto de una dedicación sin límites. Era un compromiso ambicioso y, aun si fracasaba, habría valido la pena. + Leer más |
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Lo pasado no es un sueño de Theodor Kallifatides
Todos éramos pobres, pero entre nosotros había quienes eran incluso más pobres. Por lo general, familias sin padre —barcos a la deriva—, decía mamá. Viudas con hijos que estaban completamente solas y otras que aunque tenían marido, éste había sido desterrado a algún islote yermo del Egeo. Después estaban todas las aves sin alas. Es decir, los que habían sido seriamente heridos y tenían una sola pierna o un solo brazo o un solo ojo, o bien sin piernas, sin brazos, ciegos. La mayoría se dedicaban a la mendicidad y se peleaban entre sí de mala manera por los mejores puestos, fuera de la iglesia, por ejemplo, o frente al colmado. Vestidos de andrajos enseñaban sus muñones y al mismo tiempo, con voz monótona, murmuraban ruegos y deseos a los transeúntes. |
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Otra vida por vivir de Theodor Kallifatides
Todos los días lo mismo y lo mismo. -Te has vuelto como Sífico… Le conté que Sísifo había recibido de Zeus el castigo de empujar una piedra hasta lo alto de la colina, pero en cuanto llegaba, la piedra se le escapaba y rodaba cuesta abajo, y vuelta a empezar desde el principio. |
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Otra vida por vivir de Theodor Kallifatides
Una palabra puede hacer más daño que el cuchillo más filoso. Decir algo es hacer algo.
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¿Quién es el malo de Peter Pan?