La Perra de Pilar Quintana
"A Damaris la cubrió la tristeza y todo -levantarse de la cama, preparar la comida, masticar los alimentos- le costaba un trabajo enorme. Sentía que la vida era como una caleta y que a ella le había costado atrevasarla caminando con los pies enterrados en el barro y el agua hasta la cintura, sola, completamente sola, en un cuerpo que no le daba hijos y solo servia para romper cosas".
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