Los abismos de Pilar Quintana
No llovía. Afuera el mundo parecía un gigante dormido, con el sonido del mar por respiración. Adentro todo eran sombras, nuestras siluetas y las de los muebles más negras que la oscuridad.
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Los abismos de Pilar Quintana
No llovía. Afuera el mundo parecía un gigante dormido, con el sonido del mar por respiración. Adentro todo eran sombras, nuestras siluetas y las de los muebles más negras que la oscuridad.
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