Nathan Glass,, el protagonista de la novela, nos narra en primera persona su historia personal, cuando decide regresar a Brooklyn, el lugar donde nació y pasó su infancia, hace ya unos sesenta años. Allí desea vivir lo que le quede de vida y piensa en escribir un libro para contar lo que pasa a su alrededor.
Y esto es lo que hace en la novela, desde su estancia en Brooklyn, lo veremos poco a poco, ir animándose, relacionarse, atender a su familia y por supuesto escribir lo que desea, también.
Ya jubilado, era un importante vendedor de seguros, y superándose de un problema grave de cáncer de pulmón, se encontrará después de muchos años, con su sobrino Tom, el hijo de su hermana que murió bastante joven, al que quiso mucho, ya que era muy inteligente y un gran estudiante.
Sin embargo, en Brooklyn, trabaja en una librería de segunda mano. Abandonó la carrera que lo convertiría en un gran profesor, y después, ya desilusionado, se dedicó a llevar un taxi hasta que, finalmente, se decidió por la insistencia del dueño, Harry Brightman, un personaje también fundamental en la obra, que aporta una interesante forma de entender el mundo, a trabajar con libros en su librería.
Y en ella, es donde su tío, el personaje narrador, lo volvió a encontrar y a reunirse con asiduidad con él y con Harry. Un buen trío que nos mostrarán sus peculiaridades.
A partir de ahora, iremos conociendo su historia, la que llevó a Tom a vivir en Brooklyn y con todo detalle y también la de Harry, así como la de los que trabajan con él, y otros familiares de Nathan, que debe hace tiempo ya no sabía nada de ellos, ahora irán apareciendo y los iremos conociendo, con detalle y asistiremos a sus extrañas vivencias.
Así la historia, su historia, se irá mezclando con otras vidas que le harán llevar una nueva y estimulante forma de vivir de la que se sentirá orgulloso, disfrutará y será un nuevo Nathan, activo y feliz.
Y es que le surge hasta el amor, después de treinta tres años de matrimonio y un divorcio especialmente incómodo.
Aunque siempre encontraremos el lado más dramático porque en la vida lo hay, pero consigue ir entrelazando diferentes historias que protagonizan los distintos personajes que también, como he señalado, tendrán partes optimistas, consiguiendo que nos movamos, aunque siempre con Nathan Glass, en una trama de la existencia, que nos descubrirá momentos interesantes en la trayectoria de cada un de los personajes esenciales. Y con ellos encontramos también a nuestra particular familia, o eso es lo que me ha pasado a mí.
Aunque también hay que añadir que, a veces, da la sensación de que nos incluye añadidos insustanciales. Eso es lo que me ha parecido. Pero yo sigo leyendo y tiene álgidos momentos para disfrutar.
Pero de lo que no cabe ninguna duda es de la importante maestría en la creación de personajes que siempre demostró el autor. Así como también son interesantes las referencias a libros y autores que a mí siempre me gusta encontrar. Y de esto tenemos mucho. Es Auster, es lo que siempre ha hecho.
Y la verdad es que los temas que siempre aparecen en Auster están en este libro y además el espléndido retrato de la ciudad de Brooklyn así como también el poeta nacido en esta ciudad, Walt Whitman , pero también Poe o Hawthorne, pasando por otros libros y autores de interés.
Regresar, volver es, a menudo dirigirse, quedarse ya en el lugar , en aquel que presume que sabe que no podrá perderse, aunque solo sea porque se conoce y reconoce desde el entramado urbanístico hasta la forma de vivir de sus habitantes, y donde el reencuentro con gente que lo hace mejor, es fundamental.
Aunque los sueños aparecerán también y así Nathan descubrirá que no ha llegado a Brooklyn a morir sino todo lo contrario, ha venido a vivir. ¿Final abierto? Creo que sí.
Y además, y esto ha estado muy bien , a soñar con nuestro hotel Existencia y su búsqueda. Allá vamos.
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