Siddhartha de Hermann Hesse
Pero ¿acaso noes hermosa toda vida? ¿No tiene cada trabajo su propio encanto?
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Siddhartha de Hermann Hesse
Pero ¿acaso noes hermosa toda vida? ¿No tiene cada trabajo su propio encanto?
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Siddhartha de Hermann Hesse
E incluso el ermitaño más solitario no estaba del todo solo en su bosque.
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Bajo las ruedas de Hermann Hesse
Porque si cazar es siempre una diversión, no cabe duda que hacerlo furtivamente es un placer exquisito.
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Bajo las ruedas de Hermann Hesse
Cuando se poda un árbol brotan en su tronco y en sus ramas nuevos retoños. Así ocurre también con un alma enferma en su floración y maleada en su germen que retoña nuevamente y vuelve a la época primaveral del principio, a la niñez irresponsable e inocente, como si pudiera descubrir en ella nuevas esperanzas y anudar el hilo roto de la vida. Los retoños del tronco y de las ramas crecen también con fuerza y rapidez, pero siempre siguen siendo retoños sin llegar jamás a árbol.
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Bajo las ruedas de Hermann Hesse
El destino le dejó regocijarse de sus ocultos designios y gozar diariamente con las gotas de alegría y fuerza vital que rezumaba la vasija de la muerte. Muy poco era ll que hasta entonces habían recibido de él aquel joven ser, pero necesitaba redondear su círculo y no deseaba que desapareciese antes de poner en sus labios un poco de la dulzura de la vida.
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Bajo las ruedas de Hermann Hesse
Y ahora a no ser débil, porque sino es fácil resultar atropellado; quedar bajo la rueda.
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Bajo las ruedas de Hermann Hesse
Y así se repite, de escuela en escuela, el espectáculo de la lucha entre la ley y el espíritu, y volvemos a ver siempre cómo Estado y escuela se abstraen en la tarea de matar y desarraigar a los espíritus más hondos y valiosos que brotan cada año. (...) Algunos empero -¿y quién sabe cuántos?- se consumen en silenciosa terquedad y acaban por hundirse.
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Bajo las ruedas de Hermann Hesse
Y entre genios y maestros existe desde antaño un ancho abismo, y cuando cualquiera de los primeros apunta en la escuela, es para los profesores un horror anticipado. Genios son todos los peores, los que no muestran ningún respeto en su presencia, los que comienzan a fumar a los catorce años, se enamoran a los quince y a los dieciséis frecuentan la taberna, escriben composiciones insolentes y rebeldes, leen algunos libros prohibidos y se manifiestan, en todo momento, como candidatos a los más severos castigos. Un maestro tiene más a gusto diez asnos notorios que un solo genio en su curso.
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Bajo las ruedas de Hermann Hesse
Sólo Shakespeare, Schiller y Lenau, sus verdaderos amigos, seguían mostrándole un mundo grande y poderoso, totalmente diferente a aquel que le rodeaba.
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Bajo las ruedas de Hermann Hesse
Ambos se miraron fijamente al rostro. Con seguridad cada cual sintió, en aquel instante, la certeza de que tras aquellas facciones indecisas y casi infantiles se ocultaba un carácter singular, con particularidades bien definidas, y un alma que luchaba y que sufría para encontrar su camino recto.
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Bajo las ruedas de Hermann Hesse
Había oído decir que la música era de utilidad en la vida, que transformaba el carácter de los hombres en afable y sensible.
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Bajo las ruedas de Hermann Hesse
Había en ellos algo violento y primitivo, desbordado y sin norma que tuvo que ser destruido; una llama peligrosa que hubo que apagar antes de que se propagara.
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Siddhartha de Hermann Hesse
Cuando alguien lee un texto cuyo sentido quiere descifrar, no desdeña los signos ni las letras, ni los considera una ilusión, un producto del azar o una envoltura sin valor, sino más bien los lee, los estudia y los ama, signo por signo y letra por letra.
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Siddhartha de Hermann Hesse
El sentido y la esencia no se hallaban en algún lugar tras las cosas, sino en ellas mismas, en todo.
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Siddhartha de Hermann Hesse
El que nada sepa de mí, el que Siddhartha me haya parecido siempre tan extraño y desconocido, proviene de una sola causa: ¡el miedo a mí mismo, la huida ante mi propio ser!
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Siddhartha de Hermann Hesse
Desentrañar las causas últimas era, según él, la verdadera forma de pensar. Solo así las sensaciones se convierten en conocimientos y, en vez de diluirse, adquieren contenido y empiezan a irradiar lo que hay en ellas.
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Siddhartha de Hermann Hesse
Solo debo juzgarme a mí mismo y elegir o rechazar en función de mi persona.
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Siddhartha de Hermann Hesse
El puro de espíritu que, meditando, se sumerja en el Atmán, sentirá en su corazón una alegría inefable. |
Siddhartha de Hermann Hesse
Y empiezo a creer que este conocimiento no tiene peor enemigo que el querer saber, que el aprender.
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Gregorio Samsa es un ...