Bajo las ruedas de Hermann Hesse
Ambos se miraron fijamente al rostro. Con seguridad cada cual sintió, en aquel instante, la certeza de que tras aquellas facciones indecisas y casi infantiles se ocultaba un carácter singular, con particularidades bien definidas, y un alma que luchaba y que sufría para encontrar su camino recto.
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