Bajo las ruedas de Hermann Hesse
El destino le dejó regocijarse de sus ocultos designios y gozar diariamente con las gotas de alegría y fuerza vital que rezumaba la vasija de la muerte. Muy poco era ll que hasta entonces habían recibido de él aquel joven ser, pero necesitaba redondear su círculo y no deseaba que desapareciese antes de poner en sus labios un poco de la dulzura de la vida.
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