Hermann Hesse
El amor no debe pedir, ni exigir tampoco. Ha de tener la fuerza de llegar en sí mismo a la certeza, y entonces atrae ya en lugar de ser atraído.
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Hermann Hesse
El amor no debe pedir, ni exigir tampoco. Ha de tener la fuerza de llegar en sí mismo a la certeza, y entonces atrae ya en lugar de ser atraído.
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Hermann Hesse
Todos entrañan las posibilidades de llegar a ser hombres, pero sólo cuando las vislumbran y aprenden a llevarlas en parte a su conciencia es cuando puede decirse que disponen de ellas...
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Demian de Hermann Hesse
Por eso casi todos renuncian gustosos a volar y prefieren caminar, como buenos burgueses, por su acera, apoyados en los preceptos legales.
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Siddhartha de Hermann Hesse
Se daba cuenta de que el agua corría y corría, siempre se deslizaba y, sin embargo, siempre se encontraba allí, en todo momento. ¡Y no obstante, siempre era agua nueva!
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El lobo estepario de Hermann Hesse
El día había transcurrido del modo como suelen transcurrir estos días; lo había malbaratado, lo había consumido suavemente con mi manera primitiva y extraña de vivir; había trabajado un buen rato, dando vueltas a los libros viejos; había tenido dolores durante dos horas, como suele tenerlos la gente de alguna edad; había tomado unos polvos y me había alegrado de que los dolores se dejaran engañar; me había dado un baño caliente, absorbiendo el calorcillo agradable; había recibido tres veces el correo y hojeado las cartas, todas sin importancia, y los impresos, había hecho mi gimnasia respiratoria, dejando hoy por comodidad los ejercicios de meditación; había salido de paseo una hora y había visto dibujadas en el cielo bellas y delicadas muestras de preciosos cirros. Esto era muy bonito, igual que la lectura en los viejos libros y el estar tendido en el baño caliente; pero, en suma, no había sido precisamente un día encantador, no había sido un día radiante, de placer y ventura, sino simplemente uno de estos días como tienen que ser, por lo visto, para mí desde hace mucho tiempo los corrientes y normales; días mesuradamente agradables, absolutamente llevaderos, pasables y tibios, de un señor descontento y de cierta edad; días sin dolores especiales, sin preocupaciones especiales, sin verdadero desaliento y sin desesperanza; días en los cuales puede meditarse tranquila y objetivamente, sin agitaciones ni miedos, hasta la cuestión de si no habrá llegado el instante de seguir el ejemplo del célebre autor de los Estudios y sufrir un accidente al afeitarse.
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Demian de Hermann Hesse
Quería tan sólo intentar vivir aquello que tendía a brotar espontáneamente de mí. ¿ Por qué había de serme tan difícil?
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El lobo estepario de Hermann Hesse
Hay que estar orgulloso del dolor; todo es un recuerdo de nuestra condición elevada.
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Demian de Hermann Hesse
El jardín ya no tenía perfume, el bosque no me atraía; el mundo a mi alrededor parecía un saldo de cosas viejas, gris y sin atractivo; los libros eran papel y la música ruido.
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Demian de Hermann Hesse
El que es demasiado cómodo para pensar por su cuenta y erigirse en su propio juez, se somete a las prohibiciones, tal como las encuentra.
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Demian de Hermann Hesse
Durante un instante no me pareció ni masculino, ni infantil, ni viejo, ni joven, sino milenario, fuera del tiempo, marcado por otras edades diferentes a la que nosotros vivimos.
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Demian de Hermann Hesse
Muchos se estrellan para siempre en este escollo y permanecen toda su vida apegados dolorosamente a un pasado irrecuperable, al sueño del paraíso perdido, que es el peor y más nefasto de todos los sueños.
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Demian de Hermann Hesse
Como casi todos los padres, tampoco los míos colaboraron en el despertar de los instintos vitales, de los que nunca se hablaba. Sólo colaboraban con un cuidado infatigable en mis esfuerzos desesperados por negar la realidad y seguir viviendo en un mundo infantil, que cada día era más irreal y más falso.
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Demian de Hermann Hesse
Como a todo ser humano, también a mí me asaltó el lento despertar del sentimiento del sexo, como un enemigo destructor, como la tentación, lo prohibido y el pecado.
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Demian de Hermann Hesse
Nada hay más molesto para el hombre que seguir el camino que le conduce a sí mismo.
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Demian de Hermann Hesse
En lo que decía había seriedad e inteligencia, como siempre; pero ninguna ternura, sino más bien severidad, justicia o algo parecido.
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Demian de Hermann Hesse
Ya sé que muchos no creerán que un niño de casi once años pueda sentir esto. Para ellos no escribo mi historia: se la cuento a los que conocen mejor al ser humano.
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Demian de Hermann Hesse
A menudo sentía que todo tenía que ser necesariamente así, que sobre mí pesaba un maleficio y que era inútil querer romperlo.
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Demian de Hermann Hesse
Pensé que esa marca no era una vergüenza sino una distinción y que yo era superior a mi padre, superior a los buenos y piadosos precisamente por mi maldad y mi desgracia.
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Demian de Hermann Hesse
Los hombres con valor y carácter siempre les han resultado siniestros a la gente.
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¿En que año nació Marcel Proust?