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Mortal y rosa de Francisco Umbral
Quizá la literatura sea eso. Desaparecer en la escritura y reaparecer, gloriosamente, al ser leído.
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Mortal y rosa de Francisco Umbral
En el libro no hay nada. Todo lo pongo yo. Leer es crear. Lo activo, lo creativo, es leer, no escribir. De esos signos, de esa tipografía hormigueante y seca, mi imaginación levanta un mundo, un bosque, una idea, y continuamente salen volando pájaros de entre las páginas del libro.
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Mortal y rosa de Francisco Umbral
Los ojos nos descubren y nos encubren. Cuánto tiempo tarda un hombre en ser dueño de sus ojos, cuánto tiempo he tardado yo en habitar mis ojos, vivir en ellos, poblarlos. Porque generalmente huimos la región de los ojos, demasiado clara, y nos agazapamos en los sótanos del cuerpo. Hay que irse a vivir a los ojos como a lo alto de la claraboya, a las claras buhardillas de la casa, a los cielos del cuerpo. Estar en mis ojos para que se me vea y para ver. Instalarse en los ojos como en las estancias más soleadas del cuerpo.
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Mortal y rosa de Francisco Umbral
Respiro hondamente y el mundo me traspasa. Luego tristemente, se retira de mí.
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Mortal y rosa de Francisco Umbral
Nunca llevamos a un niño de la mano. Siempre nos lleva él a nosotros, nos trae.
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Mortal y rosa de Francisco Umbral
La primera niñez, la época que perdemos de nuestra vida, de la que nunca sabemos nada, solo se recupera con el hijo, con él vuelve a vivirse. Gracias al hijo podemos asistir a nuestra propia infancia, a nuestro propio nacimiento, y yo miraba aquellos ojos cerrados, aquel llanto rosáceo, y me veía a mí mismo, por fin, en el revés del tiempo.
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Mortal y rosa de Francisco Umbral
Al hueso no llega nada. Ni el amor, ni la belleza, ni el pensamiento ni la emoción. Al hueso solo llegan los golpes.
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Las ninfas de Francisco Umbral
"Yo me buscaba modelos en la vida, pero la vida me ofrecía dobles. Un modelo incita, mejora, ennoblece, despierta el sentido emulativo. Pero un doble hastía, desmoraliza y desconcierta. El modelo se elige y el doble te lo imponen. [...] Es lo que pasa, supongo, con los hermanos. Debe ser funesto tener hermanos, que si son superiores a uno, lo anulan, y si son inferiores, lo envilecen con la común mediocridad familiar y cosanguínea. Uno puede elegir, lleno de sentido sadomasoquista, y como animal adorador que es el hombre, los más sublimes modelos humanos de la historia, de la literatura o de su barrio, pero es difícil que uno pueda aprender, tomar o asimilar nada de un hermano, un padre o un pariente glorioso, porque lo tiene demasiado cerca para respetarlo y demasiado lejos (dentro de las familias hay distancias inmensas y secretas) para imitarlo." (Pág.45).
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Carta a mi mujer de Francisco Umbral
Los libros no son buenos ni malos, mejores ni peores, María. Los libros (he escrito medio centenar, ya sabes) son inquietantes por su comportamiento. Unos se van como piedras muertas al fondo del silencio y otros siguen atravesando el mundo con su punta que hiere y su curare
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Mortal y rosa de Francisco Umbral
La mujer hecha es un abismo humano al que no nos apetece arrojarnos. La ninfa es un remolino de luz y carne. No sé lo que la s mujeres pensarán de esta cara, de mi cara. En todo caso, la mujer, más civilizada en el amor, menos lírica, prefiere leer un rostro, prefiere un rostro legible- como lo es el mío a esta edad.
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Mortal y rosa de Francisco Umbral
Cuando me arranco al bosque de los sueños, a la selva oscura del dormir, y me cobro a mí mismo, me voy lentamente completando. Porque he dejado de interesarme por mis sueños. A la mierda con Freud.
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Mortal y rosa de Francisco Umbral
El universo se rige siempre por la persistencia, nunca por la inteligencia. No tiene otra ley que la persistencia. Sólo el tedio mueve las nubes en el cielo y las olas en el mar.
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Un ser de lejanías de Francisco Umbral
A mis lejanías voy, como el poeta parafraseado. Hasta que, un día, de mis lejanías no vuelva.
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