Cometierra de Dolores Reyes
Se quedó abrazándome un rato largo. No me podía mover ni decir nada. Tampoco quería. Así todo estaba perfecto. El abrazo me curaba el cuerpo. Ya no me dolía el estómago ni la cabeza. No tenía miedo. Nada.
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Cometierra de Dolores Reyes
Se quedó abrazándome un rato largo. No me podía mover ni decir nada. Tampoco quería. Así todo estaba perfecto. El abrazo me curaba el cuerpo. Ya no me dolía el estómago ni la cabeza. No tenía miedo. Nada.
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Miseria de Dolores Reyes
Nunca había tenido sangre en las manos hasta esa tarde, en la que sostuve su cuerpo desnudo, mojado, con la respiración agitada como si fuera un animal asustado y el corazón que parecía que iba a explotarle, pero vivo. Después mi hermano, la Tina y yo lo acompañamos hacia Miseria construyendo una cuna de dedos para cuidarlo hasta del aire. Lo soltamos pero quedamos manchados de ese bebé para siempre y ni bien Miseria habló, supimos su nombre y lo repetimos cerca de sus orejas, tan chiquitas como las cáscaras de una fruta recién abierta. Dicen que la magia no existe, pero en él miré a la magia de frente y después lloré. |
Dolores Reyes
El sol secaba lo que la lluvia del día anterior había hecho charcos y barro, para que volvieran a borrarse los pasos de los que ya no estaban: mamá, el viejo, la tía, Hernán, todos yéndose en fila como esas hormigas que ni que las que.es dejaban de hacer sus casas abajo de la tierra, donde no había verde ni llegaba la luz del sol y la carne de la florensia se hacía huesos.
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Gregorio Samsa es un ...