Dolores Reyes
El sol secaba lo que la lluvia del día anterior había hecho charcos y barro, para que volvieran a borrarse los pasos de los que ya no estaban: mamá, el viejo, la tía, Hernán, todos yéndose en fila como esas hormigas que ni que las que.es dejaban de hacer sus casas abajo de la tierra, donde no había verde ni llegaba la luz del sol y la carne de la florensia se hacía huesos.
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