Legado en los huesos de Dolores Redondo
Hay que adaptarse y vivirlo sin tensión, como no siempre es verano y no por eso el otoño es malo.
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Legado en los huesos de Dolores Redondo
Hay que adaptarse y vivirlo sin tensión, como no siempre es verano y no por eso el otoño es malo.
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Legado en los huesos de Dolores Redondo
Usted es la mejor madre para su pequeño y él es el hijo que usted debía tener.
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Legado en los huesos de Dolores Redondo
Dedicándole aquellas miradas lo suficientemente breves como para no intimidarla, lo suficientemente intensas para hacerlo.
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Legado en los huesos de Dolores Redondo
El olor de tu asesina debe ocupar un lugar de honor en tu registro.
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Todo esto te daré de Dolores Redondo
Si de pronto llega alguien que pone en valor lo que haces, que logra que te sientas orgulloso por ser como eres, por hacer lo que haces y que encima te permite ganarte la vida con ello, esa persona pasa a ser muy importante.
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Todo esto te daré de Dolores Redondo
Todo esto te daré sí postrándote ante mí me adoras. - Es lo que el demonio le dijo a Jesús mientras ponía el mundo a sus pies...- susurró Manuel |
La cara norte del corazón de Dolores Redondo
En ocasiones, que mucha gente piense lo mismo sobre algo solo significa que mucha gente está equivocada.
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La cara norte del corazón de Dolores Redondo
Entre ser valiente y ser temeraria solo variaba el grado de consideración hacia el oponente.
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Ofrenda a la tormenta de Dolores Redondo
Todos los necios se plantean su concepto del mundo filtrado a través de lo que para ellos es lógico y probado por la ciencia conocida.
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Ofrenda a la tormenta de Dolores Redondo
Cuando alguien a quien quieres muere, el mundo no se detiene, pero se reconfigura a tu alrededor como si el eje del planeta se hubiese torcido un poco.
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Ofrenda a la tormenta de Dolores Redondo
¿Sabemos o creemos que lo sabemos porque es lo que nos han contado? ¿Acaso hemos sometido a pruebas a cada una de las leyes absolutas que tan convencidos aceptamos porque llevan siglos repitiéndonoslas?
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Todo esto te daré de Dolores Redondo
La certeza es alivio momentáneo, porque la verdad es siempre excesiva. Cuando llega poco a poco, te acostumbras a tragarla, como la tierra gallega traga el agua que cae del cielo, pero, cuando llega de pronto como un tsunami, la verdad acaba doliendo tanto como la peor de las mentiras.
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Todo esto te daré de Dolores Redondo
(...) sólo tenía sentido regresar si alguien te estaba esperando.
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Todo esto te daré de Dolores Redondo
(...) dice que todo el mundo sabe cuándo va a morir, da igual que sea por un cáncer, un infarto, un terremoto o los arrolle el tren. Laura dice que un rato antes lo saben, que actúan de un modo distinto, les invade una melancolía extraña, una especie de aceptación de lo que llega, como si fueran a emprender un viaje inevitable…
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Todo esto te daré de Dolores Redondo
Sintió lástima no por ellos, ni por él, lástima por todos los solitarios, abandonados y desolados que no pueden apagar la luz cuando llega la noche a sus almas.
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Todo esto te daré de Dolores Redondo
La única cosa capaz de sustraer del mayor sufrimiento a un hombre bueno es el dolor ajeno.
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Todo esto te daré de Dolores Redondo
(...) y en cuántas ocasiones aquel dragón contra el que luchamos duerme en el fondo de nuestro corazón, y la búsqueda de la justicia pretende una clase de reparación que es imposible de hallar, porque el monstruo vivirá eternamente en las pesadillas que arrastramos desde el pasado y sólo cesará con nuestra propia inmolación.
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Todo esto te daré de Dolores Redondo
Estaba convencido de que no volvería a dirigirme la palabra en su vida, pero no dejó de hablarme, aunque cuando lo hace hay en su voz tanto desprecio que no deja de recordarme por qué estamos así.
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Todo esto te daré de Dolores Redondo
Y a la vez, el hombre roto de pena, el doliente pecador que con el pecho abierto se exponía ante él, le conmovía de un modo visceral y humano que le causaba una mezcla de repugnancia y hermandad en el horror, como si él mismo fuese un poco responsable de todos los horrores, de todas las humillaciones y vejaciones cometidas contra todas las mujeres del mundo desde el principio de la humanidad; y discernió de una manera muy básica que así era, que cada hombre de la Tierra, por el hecho de ser hombre, era culpable de todo el dolor del mundo.
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Todo esto te daré de Dolores Redondo
Ese día reconoció en el gesto de Manuel el dolor amordazado, atado de pies y manos que uno decide mantener prisionero para siempre en una celda del alma. Reconocer a alguien que, como ella misma, había aceptado ser carcelero de su miedo había sido suficiente para conmover su corazón, para, sin palabras, rendirse ante un sufrimiento que presentía inmenso.
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