La cruz ardiente de Diana Gabaldon
Y nunca me ha interesado mucho Aristóteles, sabiendo que, en su clasificación del mundo natural, situaba a las mujeres por debajo de los gusanos. —Seguro que no estaba casado. —La mano de Jamie descendió lentamente por mi espalda, palpando los nudos de la columna a través de la camisa—. De lo contrario, habría detectado los huesos. |