Las gratitudes de Delphine De Vigan
...a veces tengo ganas de preguntarles: ¿todavía os acaricia alguien? ¿Todavía os abraza alguien? ¿Cuánto hace que otra piel no entra en contacto con la vuestra?
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Las gratitudes de Delphine De Vigan
...a veces tengo ganas de preguntarles: ¿todavía os acaricia alguien? ¿Todavía os abraza alguien? ¿Cuánto hace que otra piel no entra en contacto con la vuestra?
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Las gratitudes de Delphine De Vigan
Trabajo con las palabras y con el silencio. Con lo que no se dice. Trabajo con la vergüenza, con los secretos, con los remordimientos. Trabajo con la ausencia, con los recuerdos que ya no están y con los que resurgen tras un nombre, una imagen, un perfume. Trabajo con el dolor de ayer y con el de hoy. Con las confidencias. Y con el miedo a morir.
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Las gratitudes de Delphine De Vigan
Envejecer es aprender a perder. Asumir, todas o casi todas las semanas, un nuevo déficit, una nueva degradación, un nuevo deterioro. Así es como yo lo veo. Y ya no hay nada en la columna de las ganancias. Un día ya no puedes correr, ni caminar, ni inclinarte, ni agacharte, ni levantarte, ni estirarte, ni encorvarte, ni darte la vuelta de un lado, ni del otro, ni hacia delante, ni hacia atrás, ni por la mañana, ni por la noche, ni nada de nada. Solo puedes conformarte, una y otra vez. Perder la memoria, perder los referentes, perder las palabras. Perder el equilibrio, la vista, la noción del tiempo, perder el sueño, perder el oído, perder la chaveta. Perder lo que te han dado, lo que te has ganado, lo que te merecías, aquello por lo que luchaste, lo que pensabas que nunca perderías. Readaptarse. Reorganizarse. Apañárselas. No darle importancia. No tener ya nada que perder. |
Las gratitudes de Delphine De Vigan
A veces conviene aceptar el vacío que deja la pérdida. Renunciar a la distracción. Aceptar que ya no hay nada que decir. |
Las lealtades de Delphine De Vigan
Las lealtades. Son lazos invisibles que nos vinculan a los demás -lo mismo a los muertos que a los vivos-, son promesas que hemos murmurado y cuya repercusión ignoramos |
Las gratitudes de Delphine De Vigan
Pero me quedo callado. A veces conviene aceptar el vacío que deja la pérdida. Renunciar a la distracción. Aceptar que ya no hay nada que decir. Permanecer sentado, a su vera. Cogiéndola de la mano.
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Las gratitudes de Delphine De Vigan
Envejecer es aprender a perder. Asumir, todas o casi todas las semanas, un nuevo déficit, una nueva degradación, un nuevo deterioro. Así es como yo lo veo. Ya no hay nada en la columna de las ganancias. Un día ya no puedes correr, ni caminar, ni inclinarte, ni agacharte, ni levantarte, ni estirarte, ni encorvarte, ni dar la vuelta de un lado, ni del otro, ni hacia adelante, ni hacia atrás, ni por la mañana, ni por la noche, ni nada de nada. Solo puedes conformarte, una y otra vez. Perder lo que te han dado, lo que te has ganado, lo que te merecías, aquello por lo que luchaste, lo que pensabas que nunca perderías.
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Las gratitudes de Delphine De Vigan
–Pero no queda tanto, créeme. El fin se acerca, Marie, aceptémoslo. Me refiero al fin de la mente, a que se me vaya la cabeza, fiuuu, a que las palabras echen a volar. El fin del cuerpo no sé cuando llegará, claro, pero el fin de la mente ya ha empezado, las palabras se las pitan, chimpón.
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Las gratitudes de Delphine De Vigan
–Ah entonces está bien... ¿Y son viejos tus padres? –Mi madre murió hace algunos años. Antes de llegar a vieja, en realidad. – Ah, eso está bien. – Bueno, depende... Sin duda tiene sus ventajas, pero también muchos inconvenientes. habría preferido tener un poco más de tiempo. – ¿No se lo dijiste todo? |
Las gratitudes de Delphine De Vigan
Cierra al salir la puerta de su apartamento, la misma que ha cerrado cientos de veces, pero y sabe que será la última. Insiste en meter ella misma la llave en la cerradura y darle la vuelta. Sabe que no volverá.
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Las gratitudes de Delphine De Vigan
¿Os habéis preguntado alguna vez cuántas veces en la vida habéis dado realmente las gracias? Unas gracias sinceras. La expresión de vuestra gratitud, de vuestro agradecimiento, de vuestra deuda.
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Las gratitudes de Delphine De Vigan
¿Os habéis preguntado alguna vez cuántas veces en la vida habéis dado realmente las gracias? Unas gracias sinceras. La expresión de vuestra gratitud, de vuestro agradecimiento, de vuestra deuda.
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Los reyes de la casa de Delphine De Vigan
Aquella niña exhibibida de la mañana a la noche, aquella niña a la que podía verse en chándal, en pantalones cortos, con vestido, en pijama....aquela cuya imagen había sido difundida hasta la saciedad, se había esfumado
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Las gratitudes de Delphine De Vigan
«De adultos seguimos arrastrando su huella. Hay algo que se queda. Cuando fui madre imaginé que convertirse en adulto sería desembarazarse de esas huellas. Pero he comprendido que los dolores que no se atienden no cicatrizan».
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Las gratitudes de Delphine De Vigan
¿Nunca te has preguntado cuántas veces has dado las gracias de verdad en toda tu vida?
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Las gratitudes de Delphine De Vigan
Un día ya no puedes correr, ni caminar, ni inclinarte, ni agacharte, ni levantarte, ni estirarte, ni encorvarte, ni darte la vuelta de un lado, ni del otro, ni hacia delante, ni hacia atrás, ni por la mañana, ni por la noche, ni nada de nada. Solo puedes conformarte, una y otra vez.
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