Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
Bueno, ¡para ya! —le digo a La Bestia—. Somos mujeres independientes, no necesitamos a un hombre de referencia para entender nuestro lugar en el mundo.
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Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
Bueno, ¡para ya! —le digo a La Bestia—. Somos mujeres independientes, no necesitamos a un hombre de referencia para entender nuestro lugar en el mundo.
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Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
—Quiero irme a mi casa —dijo Emiliano cuando nos cansamos de decir todo lo demás—. Quiero irme a mi casa. Mi casa era otra de esas erosiones irreparables. Quizá la peor. Después de años ésta todavía no es su casa. Ésta nunca va a ser su casa, haga lo que haga, yo nunca voy a ser su casa. |
Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
Solo quería hablar contigo si tú querías hablar conmigo
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Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
Por primera vez en muchos años tengo la sensación de saber para qué soy mejor que nadie. A mí me gusta observar y compartir la belleza que veo en el mundo.
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Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
El pasado se valida solo, sucediéndonos todo el tiempo. No hay que huir de él ni regocijarse en extrañar lo que nos fue quitando. Pase lo que pase, todo pasa al mismo tiempo.
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Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
(…)en ese abismo que tiene su voz y su ausencia, que sé que tendré a la orilla de todos mis pasos para el resto de mis pasos.
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Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
(…) no sé qué piel es suya y qué piel es mía. Pero se nota en cada célula lo que nos acerca y lo que nos separa. Tenemos parte del otro, pero también tenemos grandes lagunas que no se tocan, que ya son sólo nuestras.
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Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
—Me gusta mucho todo lo que has hecho sin mí. —Mensa, mensa, eres muy mensa —me dice en ese susurro tan suyo—. ¿Cómo puedes no entender? Desde el primer día que nos vimos, sin que importen todos los días que no nos hemos visto, no he vuelto a hacer nada sin ti. |
Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
Haber querido tantísimo. Querer todavía. Que todo sea distinto. Lejano. Imposible de reclamar. |
Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
Y no puedo. No puedo. Tener amigas no va bien con la penitencia de sentirse culpable de estar viva.
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Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
Tengo la cabeza en blanco para todo lo inmediato, pero llena de todo lo inalcanzable, como un panal de recuerdos inútiles: el largo de sus pestañas, las arrugas de sus manos, cómo parecía bruja cuando se reía muy fuerte. Sus uñas cortas sobre mi espalda de niña, su boca cantando. Sus pasos.
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Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
Ahí anda. Pero ya no me duele. Por fin no me duele. Ando orgullosa de mi falta de dolor. Después, cuando me acuerdo de mí misma pensando eso, me doy ternura. No conocía el dolor. |
Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
Es una realidad tan consumada que empiezo a imaginarme que inventé todo lo que nos pasó. Inventé que crecimos juntos. Inventé que lo cuidé y lo alivié cuando lo atacaban males que no sabía que tenía. Inventé que me lo dijo todo, que conozco hasta el último rincón de su anatomía, que hubo un momento en que supimos mejor que nadie quién era el otro. Lo inventé todo.
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Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
No sé. No sé nada. Y poco a poco desarrollo un rechazo corporal a saber algo. Quiero volver a la paz del fantasma y no es difícil. Siempre que por cualquier motivo tengo información remota, me concentro con todo lo que tengo en no pensar que quiero saber más, en no preguntar, en asegurarme de que nadie me diga.
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Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
No sólo echamos a perder nuestra historia de amor, encima no sé bien cómo, entre su frialdad y mi desesperación, echamos a perder nuestra ruptura.
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Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
Finalmente la religión organizada no es más que sentirte parte de algo más grande que tú, no necesariamente Dios sino el hecho de que mucha gente se reúna al mismo tiempo a creer que las mismas cosas son sagradas. A mí me pasa eso con las historias, con la ficción, más que con nada, con el cine. Que se haya inventado una cámara y una película para que alguien que nunca he visto y quizá no veré me toque el alma es una conexión divina. |
Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
La ficción y las historias, y la empatía con mundos y experiencias que jamás verás de cerca, esas cosas que demuestran que lo que nos une es más que lo que nos separa, para mí han sido la fe.
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Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
Todo se arregla con el tiempo. Eso, o deja de importar.
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Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
YO: ¿Tú crees que sigue siendo mi familia un tipo con el que no hablo nunca? MAMÁ: Sí. No tiene nada que ver si hablas o no hablas. Te trajiste una parte de él en ti, esa parte es tuya. Y la que tú le dejaste a él es suya. Si él quiere ser un imbécil que no la usa, será su problema. A ti no te quita nada. Tú úsalo a él hasta que ya no te haga falta. |
Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
Otra vez sentir esa decepción sorda que no duele y no sorprende, pero inhabilita. No es que me tire al suelo, nada más me alenta los pasos, como si de pronto el mundo estuviera cubierto por unos metros de harina. Me hundo un poquitito con cada movimiento.
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¿Qué objetousaron como traslador en el Mundial de Quidditch?