De Cartago a Sagunto de
Benito Pérez Galdós
Pedro Díaz Escamilla, maestro alpargatero de la Casa de Beneficencia, voluntario que peleó en la calle de la Moneda, retiróse herido, escondiéndose en un desván de su casa. Allí lo encontraron los carlistas, y después de rematarlo á tiros y bayonetazos le rompieron el cráneo con las culatas de los fusiles, haciendo saltar en pedazos la masa encefálica. A la viuda de este infeliz la martirizaron cruelmente pinchándola en la espalda, y á una muchachita hija del muerto le dieron á beber tila con pólvora para que se le pasara el susto. A un pobre vendedor de frutas, Anico el de la Ventosa, á quien acusaban de haber matado á dos zuavos, lleváronle á rastras por las calles con infernal gritería, y después de asestarle innúmeros bayonetazos, acabaron con él, junto al cuartel de San Francisco, quemándole la cara con petróleo.