Allende y el museo del suicidio: Una historia de amor y muerte de Ariel Dorfman
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
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Allende y el museo del suicidio: Una historia de amor y muerte de Ariel Dorfman
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
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Allegro de Ariel Dorfman
Por un instante eterno me sentí sobrepasado de amor por él, (…) por todas las madres del mundo, por todos los amantes que dicen adiós con la esperanza de poder algún día decir hola, decir aquí estamos otra vez.
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Allegro de Ariel Dorfman
(la sonata/ la música) Nos dijo que todo en la vida es incierto salvo el dolor y la belleza. Nos dijo que somos siempre, hasta nuestro último respiro, maestros de nuestro propio destino. Nos dijo que el único verdadero pecado es agregar tristeza a un mundo ya quebrantado (…) Nunca más tristeza que la estrictamente necesaria (…) Nos dijo que el desconsuelo no tiene por qué ser eterno. Nos dijo que tenemos que creer que el desconsuelo no tiene que ser eterno.
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Allegro de Ariel Dorfman
Pienso que la respuesta siempre tiene que ver con la música, creo que debemos buscar ahí las respuestas cuando nos sentimos más perdidos, más apenados.
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Allegro de Ariel Dorfman
Ojalá encuentres algún día una ciudad y quizá un mundo y una época en que tu genio de veras se aprecie y tu bondad reciba su justa recompensa.
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Allegro de Ariel Dorfman
(…) como si supiera que vivimos siempre sin nuestros padres, que todos nacemos huérfanos, que la vida de un padre, de una madre, se nos presta y nada más, y que no debemos olvidar que todo poder, toda gloria deriva de Dios, Nuestro Padre, en quien hay que tener fe para que no nos desampare.
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Allegro de Ariel Dorfman
(…) tal vez en el día mismo de mi nacimiento, tal vez tan pronto como dejé a mamá y lancé un aullido con la esperanza de amansar así con sonidos, el páramo del mundo, había visto a la muerte avanzando ya con el primer aliento y desaliento. Ese grito mío puede que no fuera inspirado por la divinidad, que no fuera concebido en el valle de la belleza, pero fue en efecto la primera vez que desafié al vacío, un modo de posponer el reino de la muerte y socavar su altivez.
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Allegro de Ariel Dorfman
–Esa palabra –dije–. He pensado mucho en ella. –Condolencias. –Sí. Viene del latín (…) CUM y DOLERE, sentir el dolor junto a, estar en sintonía o simpatía con el dolor ajeno. Y me he estado preguntando si toda la música, la mejor, la que usted y yo creamos, me pregunto si lo que hacemos (…) acaso no se trata de una larga condolencia hacia nuestros semejantes, un intento desesperado de acompañar y aliviar su congoja, el hecho de que ellos y nosotros debemos morir, expresar aquel dolor y conquistarlo a través de un territorio compartido de perfección, un presagio de inmortalidad que desmiente nuestro triste destino. |
Allegro de Ariel Dorfman
¿Comprendería que el ritmo del universo que mi madre me enseñó con cada golpecito de su corazón que algún día iba a cesar y morir, me lo había enseñado cuando yo nadaba hacia este momento, esta música, este allegro y andante y presto, que es posible mantener a raya el terror pero solamente durante el interludio y el arco de esta breve sonata de la vida, que vamos a morir y que no hay nada que podamos hacer para evitarlo, lo comprendería, era capaz?
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Allegro de Ariel Dorfman
—Nunca dejes que la desesperación deshonre tu garganta —me dijo (…) Y no cejó en su intento de darme valor—: puedes vivir sin tu madre. Todos podemos hacerlo, por mucho que hayamos jurado que no era posible, que era impensable. Pero no puedes vivir, amigo mío, sin tu música. Encuentra de nuevo tu música y encontrarás a tu mamá. Aun si ella no puede, en este momento, oírte. Y además, ¿cómo sabes que no es capaz de ello, de oírte? ¿Cómo sabes si no está cerca de ti ahora mismo y se muere más cada día por falta de tus notas que la acompañen en las últimas etapas del viaje de su alma inmortal? No puedes hacerla tan infeliz, tan solitaria en su muerte —era la primera vez en un mes que pronunciaba él aquella palabra prohibida— cuando fue ella la que te dio la vida, la que cargó contigo, te amparó en su interior como ahora lo deberás hacer con ella, llevarla contigo hasta tu propio día final. Hallarla en tu música ahora y mañana y el día siguiente como un modo de abrir el camino a vuestra reunión final, el encuentro final que todos deseamos. Pero si no empiezas con tal búsqueda ahora, pronto, aquel camino va a desaparecer, se desvanecerá de tan poco uso. Los senderos deben ser trabajados para mantenerse vivos. (…) ¿Qué podría dolerle más a tu mamá que ver que su ausencia te está destruyendo? Y fue así como comencé a recuperarme. + Leer más |
Allegro de Ariel Dorfman
Cinco horas después, mamá había muerto. Le había exigido, de niño, “¿vas a estar cerca, mamá? ¿Siempre estarás cerca cuando te necesite?” Y ella había respondido, una y otra vez, “nunca dejaré de estar a tu lado, Woferl, siempre estaré cerca y junto a ti y siempre te voy a querer, siempre, siempre.” ¿Me lo prometes mamá? Te lo prometo. ¿Una verdadera promesa? Una verdadera promesa, Wolfgang Amadeus Mozart, amante de Dios, destinado a transformar el mundo en un lugar de maravillas. Había hecho pedazos aquella promesa y también mi corazón, mi corazón, mi corazón estaba hecho pedazos, y solamente ella podía componerlo, ella que me había dejado solitario para siempre y siempre amén (…) |
Allegro de Ariel Dorfman
Sentí que aquellas palabras del pasado entraban despiadadamente en lo más profundo de mi corazón exiliado.
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Allegro de Ariel Dorfman
–No somos tan diferentes, usted y yo, músicos y doctores. Un artista trata de darle forma a un mundo estropeado y un doctor trata de darle salud a un cuerpo enfermo y deforme. (…) Soy un artista de cuerpos que salva vidas para que un artista de almas como es usted pueda convertir las nuestras en vidas que valgan la pena salvar.
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Allegro de Ariel Dorfman
¿Lo comprendería, era capaz de comprenderlo? ¿Que el consuelo y las sombras son inseparables, que la tristeza es nuestro destino fatal si hemos de amar, el precio que pagamos por haber amado en exceso y en profundidad y demasiado bien, que la luminosidad del amor contiene una ciénaga?
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Allegro de Ariel Dorfman
¿Qué más desea un padre de su hijo, sino que ese niño lo supere, honrar la influencia eterna del padre yendo más allá de lo que el padre soñó?
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Allegro de Ariel Dorfman
¿Quién era este Dios que actuaba de una manera tan cruel e inescrutable? ¿Cómo seguir creyendo en Su Benevolencia? ¿Cuál era Su rostro verdadero? ¿Cómo distinguirlo del Demonio? ¿Cómo conseguir que Él se revelara y, con esa revelación, confirmara que mi vida en esta tierra tenía significado?
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Allegro de Ariel Dorfman
Un réquiem, desde el momento en que nacemos nosotros, los humanos, estamos siempre cantando algún tipo de réquiem para nuestro funeral cotidiano, y también para las otras almas, y el único pecado es no ser capaz de celebrar la alegría y la vida mientras vamos desvaneciéndonos, muriendo poco a poco.
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Allegro de Ariel Dorfman
(…) como si un coro de ángeles hubiese buscado amparo en mis oídos, apaciguándome hacia un sueño final. Era la canción más serena que bendijera mi existencia.
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Allegro de Ariel Dorfman
Nunca me había preguntado lo que tantos se preguntan a una edad temprana y a lo largo de su existencia y cuando se aproxima la muerte: ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué yo, entre todos los posibles habitantes de los jardines infinitos del universo, había sido puesto en la Tierra, para qué propósito? Estaba aquí para llenar el mundo de mi ser, llenarlo con la alegría de los sonidos más dulces y profundos que pudiera serenar. Estaba aquí para probar la bondad de Dios con el simple acto de sentarme al clavicordio, con la simple bienvenida que el aire le daba a mi existencia, acompasar y acompañar la respiración del universo, con una imaginación que se desbordaba como un manantial, como un torrente, como lago y mar y océano. |
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Gregorio Samsa es un ...