Allegro de Ariel Dorfman
Un réquiem, desde el momento en que nacemos nosotros, los humanos, estamos siempre cantando algún tipo de réquiem para nuestro funeral cotidiano, y también para las otras almas, y el único pecado es no ser capaz de celebrar la alegría y la vida mientras vamos desvaneciéndonos, muriendo poco a poco.
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