Allegro de Ariel Dorfman
¿(…) qué podía confesar mi madre si nunca le había hecho daño a nada ni a nadie en este mundo, por qué le estaba dando la extremaunción en vez de la esperanza?
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Allegro de Ariel Dorfman
¿(…) qué podía confesar mi madre si nunca le había hecho daño a nada ni a nadie en este mundo, por qué le estaba dando la extremaunción en vez de la esperanza?
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Allegro de Ariel Dorfman
(…) lo que yo acababa de tocar, algo que continuaba indeteniblemente, algo que no quería que cesara, no quería yo ni mi audiencia quería que se detuviera nunca aquella búsqueda, porque ese viaje nos confirmaba que nuestra alma era inmortal, nos hizo alcanzar la insinuación de eternidad que hay en la flor y en la sombra, nos prometía que siempre habría más y más y más.
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Allegro de Ariel Dorfman
(El arte de la fuga, Contrapunctus IV) Declarar que era divino no sería insultante para Dios. Perseguía consoladoramente su propia melodía en una semblanza de la eternidad, cada nota alcanzando la próxima transparencia y evadiéndose de la espiral anterior y luego excediéndola, como estrellas que desearan ser el sol para que el sol dulcemente las devorara junto a la luna, una cadena de fuego que ardía de luz tierna, de luz suave, de un no sé qué que quedaba balbuciendo. Cuando terminé se produjo un silencio como debió de existir antes de que Dios mismo decidiera crear todo lo que perdura, un silencio al que todos debemos retomar, pero que sería, gracias a esta fuga, un retorno consolador; porque habíamos entrevisto la existencia de un lugar y luz que nos trascendía, un desafío posible a la muerte. |
Allegro de Ariel Dorfman
(…) el secreto de mi existencia, el origen de la música en la matriz de la que todos provenimos, la música que la mayoría de los mortales olvida pero que Dios me dio el privilegio de recordar (…)
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Allegro de Ariel Dorfman
Lo cierto es que mi primer encuentro con la música había sido desde el interior de mi madre (…) fueron los movimientos de su corazón los que me enseñaron el concierto del universo, una concordia de resonancias que todavía me acompañaba como un eco.
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Allegro de Ariel Dorfman
Era suficiente que mi arte hablara por mí mismo, mi música ya indicaba la distancia entre una superficie y un abismo, entre una superficie y el aire oscuro y luminoso de la noche plena de estrellas.
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Allegro de Ariel Dorfman
Su voz se elevó un poco, todavía conteniéndose, todavía tratando de honrar su voto de silencio, perdiendo la batalla contra la música que pedía, a ráfagas, brotar de ella, transformarse en canción.
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Allegro de Ariel Dorfman
Yo había estado dentro de ella, desde ese interior había nacido y toda mi vida había encontrado un refugio en sus brazos, cómo era posible que no pudiera hallar ahora un modo de librarla de la fiebre endemoniada que le comía las células, destrozándole el corazón, sumiéndola en un delirio que duró horas, días, toda la semana.
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Allegro de Ariel Dorfman
¿Cuán doliente y delirante estaba? Tan doliente y delirante que, por primera vez en mis veintidós años, se me negó la música, la música se me murió. Y sin ese escudo, el vacío de mi vida se pobló de reproches de los que no sabía defenderme. |
Allegro de Ariel Dorfman
No podía ahora, ni nunca, especialmente no ahora, dudar de la bondad de Dios, dudar que volvería a ver a mamá, que ella me esperaba en un mundo mejor. Porque si no fuera posible aquel reencuentro, yo, entonces, yo, yo ¿qué haría?
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Allegro de Ariel Dorfman
Un sollozo sacudió mi cuerpo. Podía percibir, surgiendo desde mi interior, la vieja necesidad de drenar mi ser de cada último pantano de pena hasta que no quedara nada, permitiéndome de nuevo enfrentar el mundo. Fue como siempre había sobrellevado la adversidad.
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Allegro de Ariel Dorfman
(…) algo, alguien se sumergía en mi alma y la sosegaba, augurando que todo iba a salir bien, recordándome que los finales de algo pueden ser tan hermosos como sus comienzos, que los nacimientos se suscitan aun cuando la luz comienza a decaer, que así sea, que así sea.
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Allegro de Ariel Dorfman
No hay nada peor en este mundo que sentirse aburrido –es en ese momento que uno percibe cómo el tiempo se desliza y se malgasta–.
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Allegro de Ariel Dorfman
–Nunca me he separado de ella y no pienso separarme nunca, nunca jamás –exclamé–. Viviremos en nuestro Reino Negro para siempre, y vamos a morir el mismo día. Porque no hay peor destino que quedarse solo.
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Allegro de Ariel Dorfman
Existen otros caminos para que los hombres se encuentren, más allá del cara a cara. (…) Los destinos pueden entretejerse, pueden torcerse hasta formar una maraña, sin que un hombre llegue a estar en la presencia de otro. El asesinato y el amor, las calamidades y las bodas, vuelven entrañables a gente que nunca se dieron la mano. |
Allegro de Ariel Dorfman
Iba descubriendo que cometer un crimen menor es insignificante comparado con las complicaciones mayores que arrastra su encubrimiento.
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Allegro de Ariel Dorfman
Tal vez el presto se había interrumpido abruptamente, tal vez volvíamos al andante o a algo aún más sombrío, un réquiem para mis ilusiones, un funeral para mis sueños de grandeza.
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Allegro de Ariel Dorfman
Los dos nos reímos de buena gana, regocijándonos más de la mutua compañía que de la broma misma, agradecidos de que, pasara lo que pasase, jamás nos faltaría el amor.
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Allegro de Ariel Dorfman
Dios que me instruía en el arte de refrenar mi personalidad afectuosa y la misericordia automática –y, por ende, excesivamente complaciente– que siento en forma necia por cada alma perdida que cruza por mi camino, preparándome para el día cuando, sin aliados ni familia en el mundo, tendría que discernir por mí mismo quién era mi enemigo y quién mi amigo.
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¿Cómo se llama el presentador de Los Juegos del Hambre?