Allegro de Ariel Dorfman
Yo había estado dentro de ella, desde ese interior había nacido y toda mi vida había encontrado un refugio en sus brazos, cómo era posible que no pudiera hallar ahora un modo de librarla de la fiebre endemoniada que le comía las células, destrozándole el corazón, sumiéndola en un delirio que duró horas, días, toda la semana.
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