Allegro de Ariel Dorfman
Cinco horas después, mamá había muerto. Le había exigido, de niño, “¿vas a estar cerca, mamá? ¿Siempre estarás cerca cuando te necesite?” Y ella había respondido, una y otra vez, “nunca dejaré de estar a tu lado, Woferl, siempre estaré cerca y junto a ti y siempre te voy a querer, siempre, siempre.” ¿Me lo prometes mamá? Te lo prometo. ¿Una verdadera promesa? Una verdadera promesa, Wolfgang Amadeus Mozart, amante de Dios, destinado a transformar el mundo en un lugar de maravillas. Había hecho pedazos aquella promesa y también mi corazón, mi corazón, mi corazón estaba hecho pedazos, y solamente ella podía componerlo, ella que me había dejado solitario para siempre y siempre amén (…) |