Allegro de Ariel Dorfman
(la sonata/ la música) Nos dijo que todo en la vida es incierto salvo el dolor y la belleza. Nos dijo que somos siempre, hasta nuestro último respiro, maestros de nuestro propio destino. Nos dijo que el único verdadero pecado es agregar tristeza a un mundo ya quebrantado (…) Nunca más tristeza que la estrictamente necesaria (…) Nos dijo que el desconsuelo no tiene por qué ser eterno. Nos dijo que tenemos que creer que el desconsuelo no tiene que ser eterno.
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