Inés y la alegría de Almudena Grandes
Para llegar a ser un buen desconfiado, es preciosa aprender a sospechar sobre todo de lo bueno, siempre antes de lo mejor que de lo peor.
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Inés y la alegría de Almudena Grandes
Para llegar a ser un buen desconfiado, es preciosa aprender a sospechar sobre todo de lo bueno, siempre antes de lo mejor que de lo peor.
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Inés y la alegría de Almudena Grandes
Cómo era posible que el coraje y la abnegación, el trabajo y el dolor de tantos, siguiera dependiendo aún de la ambición personal de unos pocos
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Inés y la alegría de Almudena Grandes
Es lo que tienen los dictadores, que primero ponen mucho cuidado en eliminar de su entorno a cualquier persona con el talento suficiente para hacerles sombra , y después echan de menos su brillantez
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Inés y la alegría de Almudena Grandes
(...) pero los hombres explosivos terminan por explotar, porque esa es su condición, su naturaleza.
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Inés y la alegría de Almudena Grandes
Solo existe una dicha más grande en la vida que enamorarse, y es enamorarse bien.
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Inés y la alegría de Almudena Grandes
La Historia inmortal hace cosas raras cuando se cruza con el amor de los cuerpos mortales.
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Inés y la alegría de Almudena Grandes
La Historia inmortal hace cosas raras cuando se cruza con el amor de los cuerpo mortales.
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Las tres bodas de Manolita de Almudena Grandes
En los buenos tiempos, las jovencitas se casan por amor. En los malos, muchas lo hacen por interés.
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Inés y la alegría de Almudena Grandes
Esa es la consigna, alegría. Para no acusar los mordiscos del destino, la muerte, el hambre, la farsa intolerable de los tribunales, el frío de los paredones al amanecer, la tenaz crueldad de una derrota que renace en la luz de cada mañana. Alegría para no venirse abajo, para no ablandarse, para no ceder al desánimo, para soportar las caídas, para caer con entereza, para aguantar la tortura con la boca cerrada en los sótanos de las comisarías.
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Inés y la alegría de Almudena Grandes
logramos seguir vivos después de haber matado una parte de nosotros mismos.
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Inés y la alegría de Almudena Grandes
Hemos hecho muchas cosas mal —había recapitulado Galán para él y para mí, un instante antes de que escucháramos el ruido de la puerta—. Hemos hecho muchas cosas mal, pero también hemos hecho muchas cosas bien, ¿y sabes por qué? Porque nunca nos hemos estado quietos. Hemos hecho muchísimas cosas, y hemos tenido que hacerlas solos, sin la ayuda de nadie. Los únicos que no han hecho nada mal, son los que no han hecho nada, porque esa es la única manera de no equivocarse.
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Las tres bodas de Manolita de Almudena Grandes
volví a preguntarme por qué no nos fusilaban a todos, porque no nos liquidaban de una vez en lugar de matarnos tan despacio, tantas veces, tantas pequeñas muertes de hambre, de tristeza, de humillación.
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Las tres bodas de Manolita de Almudena Grandes
… como si la esperanza fuera otra epidemia capaz de prosperar en la miseria
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Inés y la alegría de Almudena Grandes
(...) calculé el entusiasmo que me habría inspirado aquella escena si las cosas hubieran sido distintas, o si hubieran sucedido en mi país, y no en aquel que había suplantado su nombre, su espacio en todos los mapas, pero que ya no era el mismo, porque en él no ocurrían las mismas cosas
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El corazón helado de Almudena Grandes
Eso había sido el miedo para ellos, un paisaje, una patria, una costumbre, una condición invariable que no se cuestiona, la misma vida.
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Inés y la alegría de Almudena Grandes
¿Qué somos? ¿Qué fueron nuestros padres? ¿Y nuestros abuelos? No fueron más que mulos, criados, bestias de carga, eso fueron ellos y así nacimos nosotros, personas solo de nombre. Somos los que nunca tuvieron nada pero ahora tienen una oportunidad. No es más que eso, una oportunidad, y parece poco, pero es más de lo que hemos tenido nunca.
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Inés y la alegría de Almudena Grandes
Gracias a ellas, a ellos, había descubierto que al otro lado de la puerta de mi casa, existía un lugar que se llamaba el mundo, y que me gustaba mucho más de lo que había podido sospechar mientras lo miraba con el melancólico anhelo de la favorita de un sultán, privilegiada y cautiva al mismo tiempo, a través de unos visillos rematados con puntillas.
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¿En qué ciudad nació Almudena Grandes?