Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
Le dije ya que he sido desgraciado, y que para los desgraciados no hay juventud
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Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
Le dije ya que he sido desgraciado, y que para los desgraciados no hay juventud
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Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
Desde que os encontré, os estoy estudiando, hijo mío; hay en vos mucho malo, pero hay además mucho bueno; luchad con la voluntad; contra vuestros instintos; desconfiad del orgullo, gusano roedor de la filosofía
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Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
- ¿Conque es posible que un hombre salido de donde salió Rousseau, sea amado de una señora hermosa y principal? ¡Dios mío!, ¿sabéis que hay para volverse locos de esperanza los que partiendo de tan bajo como, él, han elevado su vista a objetos superiores?
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Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
el otro Rousseau ... el de madame de Warens, es el niño que llega a la vida por la misma puerta que la aurora entra en el mundo, es el niño con sus alegrías y con sus esperanzas. Entre los dos media un abismo, que les impedirá reunirse jamás ... Treinta años de desgracia.
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Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
Por otra parte nunca me gustaron las costureras, doncellas de servicio, ni tenderas; yo deseaba señoritas. Todos estamos dominados por algún capricho, y éste ha sido el mío |
Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
- Sí, París, agrupación, abismo de males - exclamó tristemente el anciano -. En cada una de las piedras que allí veis, veríais brotar una lágrima, o enrojecerla una gota de sangre, si los dolores que encierran sus paredes apareciesen a la vista.
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Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
Yo mismo he creído que la libertad del hombre consistía, no en hacer lo que desea, sino en que ningún poder humano le obligue a hacer lo que no quiera.
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Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
... he leído el "Discursos sobre la igualdad de condiciones", y el "Pacto social". De esos dos libros proceden todos mis conocimientos, y acaso todas mis equivocaciones.
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Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
- ¡Vamos! - dijo Chon -, pensé que el primer precepto de los filósofos era que todos los hombres son iguales.
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Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
Versalles, frío y con imponente majestad, cuyos gigantescos árboles comenzaban ya a secarse y perecer de ancianidad, penetró a Gilberto de ese sentimiento de religiosa tristeza, que ninguna inteligencia bien organizada puede evitar en presencia de las grandes obras, erigidas por la perseverancia humana, o creadas por el poder de la naturaleza.
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Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
- Pero, ¡Dios mío!, ¿pretendo yo otra cosa por ventura de esa turba de filósofos, enciclopedistas, dramaturgos, iluminados, poetas, economistas y folletistas, que saliendo de no sé dónde, bullen, escriben, guznan, calumnian, vociferan y predican? Que los coronen, que les erijan estatuas y les edifiquen templos; pero que me dejen tranquilo.
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Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
- ¿Es posible que yo firme una orden para que se ayude a la condesa? ¿Y sois vos, Sartines, vos, el hombre de talento, quien me propone dar un golpe de Estado para satisfacer caprichos de una mujer? - ¡Oh, no por cierto, señor! Me limitaré a decir como Vuestra Majestad: ¡pobre condesa! |
Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
- ¡Llévese el diablo las firmas - dijo Luis XV -, y a los que vienen a buscarlas! ¡Quién habrá inventado los ministros, las carteras y el papel sellado!
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Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
- ¡Qué ignominia, Dios del cielo! - exclamó la vieja - : ¿Conque está absolutamente perdida la monarquía? - O muy enferma cuando menos; mas ya sabréis que de un moribundo debe sacarse el mejor partido posible. |
Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
Pudiera haber sido honrada; sólo me restaba una mano, una mano amiga que me detuviese en el borde del abismo, al que me inclino, resbalo y estoy próxima caer. Te he gritado: ¡ayúdame, sostenme!, y lejos de hacerlo, me has despreciado. Ya ruedo, caigo y me pierdo. Dios te tomará en cuenta este crimen. ¡Adiós...!
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Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
¡Bah!, no me espantas. Una vez me pegaste porque tenías celos... Entonces me querías todavía... ocho días después de nuestro día feliz; y yo me estuve quieta. Pero hoy, no sufriré que me pegues, ¿lo entiendes?... ¡No!, ¡no!, porque ahora soy yo la celosa y tú no me quieres
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Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
- ¡Duerme! - repitió con esa volubilidad del pensamiento, que hace variar veinte veces en un minuto las resoluciones de un amante o de un cobarde; pues cobarde es el hombre que es impotente para dominar su corazón
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Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
¡Él...! ¡Gilberto...!, ¡el hijo de un labrador y de una aldeana...!, ¡él...!, ¡tímido y respetuoso que apenas osara alzar los ojos delante de la altanera y desdeñosa joven, iba a tocar con sus labios la extremidad del vestido o las puntas de los dedos de aquella majestad dormida, que pudiera al despertar confundirle con su mirada...!
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Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
En otros tiempos se cumplía con creer en un solo Dios y el rey, pero por falta de creencia, nos vemos hoy obligados a estudiar en tantos autores, y creer en tantas cosas que... vamos, prefiero no dudar nada. En mi época se aprendían cosas agradables, y así todos sabíamos jugar al faraón, biribí, tres dados, tirar a la espalda a pesar de cuantos edictos y prohibiciones publicaban, y arruinar duquesas para arruinarse luego por bailarinas.
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Joseph Balsamo: Memorias de un médico de Alejandro Dumas
- ¡Cómo la receta... !, ¡habéis enseñado una receta a vuestra doncella, a vuestra doncella para que guise! Ya no falta más sino que os pongáis vos misma a cocinar ¿Habéis oído decir en alguna ocasión que la duquesa de Chateauroux, o la marquesa de Pompadour guisasen para el rey?
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¿Cómo se llama la protagonista del libro?