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Hasta donde termina el mar de Alaitz Leceaga
Le hablaba como si la conociera desde siempre: directamente a ese lugar secreto en su cabeza, donde se formaban sus pensamientos.
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Hasta donde termina el mar de Alaitz Leceaga
Al final tendréis que enfrentaros a la vida y más vale que estéis preparados para que esa perra no os devore vivos.
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Las hijas de la tierra de Alaitz Leceaga
Aquella no era una cadena de las que te atan, dejándote marcas en la piel. No . Era el tipo de cadena segura e irrompible con la que te atreverías a adentrarte en la oscuridad más absoluta. (página 112)**** |
El bosque sabe tu nombre de Alaitz Leceaga
**A diferencia de los demás, usted y yo, vemos el mundo como es, en vey de cómo nos gusgtaría que fuera (p.453)***
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Hasta donde termina el mar de Alaitz Leceaga
Algunas veces las cosas que queremos simplemente no están hechas para nosotros, por mucho que las deseemos.
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Las hijas de la tierra de Alaitz Leceaga
Lo invisible, lo que está bajo tierra, es tan importante como lo que asoma.
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Las hijas de la tierra de Alaitz Leceaga
—¿Sabías que hay mujeres escritoras? —le pregunté con una peligrosa chispa de esperanza—. Algunas tienen que usar un pseudónimo o el nombre de sus maridos para poder publicar, pero la gente lee sus historias igualmente. Ganan dinero escribiendo. |
Las hijas de la tierra de Alaitz Leceaga
—¡Oh, Gloria! Estás muy equivocada si crees que por portarte bien y estar calladita te vas a librar —me dijo—. No nos libramos ninguna. Tarde o temprano harás o dirás algo que no encaje con las normas y con lo que se espera de ti, y entonces verás esa misma mirada de desprecio en sus ojos, pero esta vez dirigida a ti.
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Hasta donde termina el mar de Alaitz Leceaga
A menudo las cosas más terribles tienen los nombres más hermosos.
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Hasta donde termina el mar de Alaitz Leceaga
Si no has decidido nada, es que en realidad no quieres ninguna de esas cosas.
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Hasta donde termina el mar de Alaitz Leceaga
Descubrió que el pasado deja una marca invisible en nuestro corazón, una cicatriz imposible de ver pero que nunca deja de doler.
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Hasta donde termina el mar de Alaitz Leceaga
Algunas veces las cosas que queremos simplemente no están hechas para nosotros, por mucho que las deseemos.
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Hasta donde termina el mar de Alaitz Leceaga
La mayoría de las personas creen que nada es más destructivo que el poder del fuego, pero se equivocan. El fuego puede reducir a cenizas un edificio o una ciudad entera, pero siempre deja algo tras de sí: cenizas, brasas... Un rastro de lo que existía antes. El agua, por el contrario, no deja nada a su paso, puede anegar todo un valle y parecerá que nunca existió otra cosa
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Hasta donde termina el mar de Alaitz Leceaga
A menudo las cosas más terribles tienen los nombres más hermosos.
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Hasta donde termina el mar de Alaitz Leceaga
Siempre me ha parecido que la mejor forma de medir el paso del tiempo es observando cómo las plantas nacen, crecen y mueren en cada cambio de estación.
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Hasta donde termina el mar de Alaitz Leceaga
No hay nada comparable a esa sensación: sentirse necesitado. No subestimes la importancia del amor para alguien que nunca lo ha conocido.
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Hasta donde termina el mar de Alaitz Leceaga
Es fácil engañar a los demás cuando nadie espera gran cosa de ti.
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Hasta donde termina el mar de Alaitz Leceaga
Enfrentarse al mar cada día es una labor peligrosa, por eso mismo el dolor y la pérdida forman parte de su cuerpo tanto como sus huesos o la sangre. Es suyo por derecho.
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Hasta donde termina el mar de Alaitz Leceaga
—Aquella noche, después de cazar la ballena, me dijiste que la gente de este pueblo me seguiría hasta el fin del mundo, ¿Lo recuerdas? Lo recordaba. Había pensado en esa noche muchas veces desde entonces. —Tú me preguntaste si yo también te seguiría... —¿ Y lo harías? —La esperanza flotó en la voz de Dylan Morgan—. ¿Vendrías conmigo? —Hasta donde termina el mar. |
Gregorio Samsa es un ...