Alaitz Leceaga

Y yo le creí porque siempre le creía, incluso cuando sabía que estaba mintiendo como ahora. Esas veces, también le creía.

No hay forma humana de mandar en los sentimientos de otra persona, esa es la única cosa en el mundo sobre lo que nadie tiene poder.

Algunas veces las cosas que queremos simplemente no est¡an hechas, para nosotros, por mucho que las deseemos.

Querer a Dylan era fácil porque era como amar el mar: algo inevitable. Pero el mar puede ser salvaje y cruel algunas veces; el mar puede devorar todo lo que amamos.

Le hablaba como si la conociera desde siempre: directamente a ese lugar secreto en su cabeza, donde se formaban sus pensamientos.

Lo invisible, lo que está bajo tierra, es tan importante como lo que asoma.

Tu pierdes, yo gano

Algunas veces las cosas que queremos simplemente no están hechas para nosotros, por mucho que las deseemos.

—¿Sabías que hay mujeres escritoras? —le pregunté con una peligrosa chispa de esperanza—. Algunas tienen que usar un pseudónimo o el nombre de sus maridos para poder publicar, pero la gente lee sus historias igualmente.
Ganan dinero escribiendo.

Enfrentarse al mar cada día es una labor peligrosa, por eso mismo el dolor y la pérdida forman parte de su cuerpo tanto como sus huesos o la sangre. Es suyo por derecho.

Y estoy seguro de que alguien te echa de menos en algún sitio. Es imposible no echarte de menos.

Lo que somos de niños nos persigue el resto de nuestras vidas, no importa lo mucho que corramos, al final siempre nos encuentra.

La naturaleza siempre encuentra la forma de equilibrarse otra vez.

Las personas son como las estaciones, mi querida Gloria. Parece que se quedarán con nosotros para siempre pero al final siempre se van. Y presiento que este invierno interminable que has vivido está apunto de dejar paso a la primavera

El dolor como herencia, como marca familiar, era algo que las Veltrán -Belasco conocíamos bien

Algún día, cuando tú desobedezcas, cuando no tengas otra opción que desobedecer, también te odiarán a ti.

Mira, tienes dos opciones en esta vida, niña: o sonríes y haces todo lo que los demás se esperan de ti, o prepárate para que te critiquen hasta en el día de tu entierro.

**A diferencia de los demás, usted y yo, vemos el mundo como es, en vey de cómo nos gusgtaría que fuera (p.453)***

Al diablo los que intentan aplastarnos para que seamos como ellos ansían.

Puedes obligar a alguien a vivir en un lugar pero no puedes obligarle a que lo sienta como su hogar: la tierra es algo que uno lleva siempre en el corazón.