Insolación de Emilia Pardo Bazán
Tanto jabón llevan ustedes en las suelas del calzado como nosotros. Es una hipocresía detestable eso de acusarlas e infamarlas a ustedes con tal rigor por lo que en nosotros nada significa.
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/Dos cuentos de la escritora española Emilia Pardo Bazán
Insolación de Emilia Pardo Bazán
Tanto jabón llevan ustedes en las suelas del calzado como nosotros. Es una hipocresía detestable eso de acusarlas e infamarlas a ustedes con tal rigor por lo que en nosotros nada significa.
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La gota de sangre y otros cuentos policíacos de Emilia Pardo Bazán
El terror, cuando no se razona, nos echa a pique. Y lo peor no es que nos quite la facultad de discurrir y de luchar; lo peor es que nos hace dudar de nosotros mismos para toda la vida.
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Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Yo de mí sé decir que en arte me enamora la enseñanza indirecta que emana de la hermosura, pero aborrezco las píldoras de moral rebozadas en una capa de oro literario.
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Los misterios de Selva de Emilia Pardo Bazán
Los actos humanos no valen sino por la intención y el fin.
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La sirena negra de Emilia Pardo Bazán
Nada vale nada; sólo vale algo el deseo que sentimos de poseer o realizar las cosas
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Insolación de Emilia Pardo Bazán
A cada higiénica operación y a cada parte de su cuerpo que quedaba como una patena, Asís creía ver desaparecer la marca de las irregularidades del día anterior, y confundiendo involuntariamente lo físico y lo moral, al asearse, juzgaba regenerarse.
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La sirena negra de Emilia Pardo Bazán
El cuerpo de mi sirena no es blanco, su pelo no es rubio: tiene su forma lo indeterminado de los senos sombríos de donde sale, y su melena se parece a la inextricable maraña de las algas, suspensas, enredadas y penetradas por esta luz líquida.
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La sirena negra de Emilia Pardo Bazán
El lenguaje es una tela teñida de colores primarios, chillones y sin degradación.
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Insolación de Emilia Pardo Bazán
Al salir me deslumbró el sol: ya no estaba en el cenit ni mucho menos; pero era la hora en que sus rayos, aunque oblicuos, queman más: debían de ser las tres y medis o cuatro de la tarde, y el suelo se rajaba de calor.
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El encaje roto de Emilia Pardo Bazán
Todo en ella quería alborotarse, quería la expansión de mocedad verde y golosa de los sabores del vivir. Y cuando una mujer siente tal instinto, gana un relucir especial de hermosura. Parece como si la alumbrasen por dentro luminarias de alegría.
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¿Quién escribió la saga?