¡Primero el entusiasmo, luego el estudio; primero aquél, el más insigne, el más excelso, ese maravilloso repertorio del mundo, antes del estudio de la palabra!
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¡Primero el entusiasmo, luego el estudio; primero aquél, el más insigne, el más excelso, ese maravilloso repertorio del mundo, antes del estudio de la palabra!
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Porque no hay comprensión filológica sin vivencia, ni palabra simplemente gramatical sin conocimiento de los valores, y vosotros, jóvenes estudiosos, habéis de ver un país y una lengua que queréis conquistar primero en su más alta forma estética, en la forma potente de su juventud y su extremo apasionamiento. Primero habéis de oír esa lengua en boca de los poetas, que la crean y la consuman, debéis haber sentido una vez la poesía cálida y viva junto al corazón antes de que empecemos a anatomizarla.
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El miedo es peor que el castigo, porque éste es algo concreto y ya sea mayor o menor, siempre será mejor que la horrible incertidumbre, lo espantoso de la angustia infinita. En cuanto conoció su castigo se sintió aligerada. El llanto no debe confundirte: aunque sale ahora a la superficie ya estaba antes acumulado en el interior.
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De pronto sintió que le gustaba mirarle, con placer y orgullo. Algo difícil de precisar le desgarró dolorosamente el pecho con el despertar de este sentimiento, una sensación oscura de pesar por algo perdido, una tensión casi sensual, que no recordaba haber sentido nunca ante la personalidad física de su marido.
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Pero las historias que se cuentan al anochecer toman todas el sendero silencioso de la añoranza. La penumbra desciende sobre ellas con sus velos, toda la tristeza que reposa en la noche se abomba sin estrellas sobre ella, la oscuridad se filtra en su sangre y todas las palabras luminosas y coloridas que la sostienen adquieren un sonido tan saturado y cargado como si procedieran de la vida de uno mismo.
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El amor quizá no posee momentos más bellos y recogidos que estos sueños pálidos de duermevela.
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El odio está tan indisolublemente unido a su ardiente amor por ella, que este abrazo es más un combate que una expresión de ternura.
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises