Un triunfo sólo sienta a los muertos. En vida, siempre hay alguien pronto a reprocharnos nuestras debilidades
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Un triunfo sólo sienta a los muertos. En vida, siempre hay alguien pronto a reprocharnos nuestras debilidades
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Conocemos aún muy mal la configuración de la tierra, pero no comprendo que uno pueda resignarse a esa ignorancia
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Algunos me amaron, dándome mucho más de lo que tenía derecho a exigir y aun a esperar de ellos; me dieron su muerte, y a veces su vida.
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[...] he amado muy poco la juventud, y la mía menos que ninguna otra.
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No estoy seguro de que el descubrimiento del amor sea por fuerza más delicioso que el de la poesía.
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La verdad que quiero exponer aquí no es particularmente escandalosa, o bien lo es en medida de que toda verdad es un escándalo.
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Puede ser después de todo que tenga razón, y que la muerte esté hecha de la misma materia fugitiva y confusa que la vida.
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El verdadero lugar de nacimiento es aquel donde por primera vez nos miramos con una mirada inteligente, mis primeras patrias fueron los libros.
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La palabra escrita me enseñó a escuchar la voz humana, un poco como las grandes actitudes inmóviles de las estatuas me enseñaron a apreciar los gestos. En cambio, y posteriormente, la vida me aclaró los libros.
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Los poetas nos transportan a un mundo más vasto o más hermoso, más ardiente o más dulce que el que nos ha sido dado, diferente a él y casi inhabitable en la práctica. Los filósofos hacen sufrir a la realidad casi las mismas transformaciones que el fuego o el mortero hacen sufrir a los cuerpos; en esos cristales o en esas cenizas nada parece subsistir de un ser o de un hecho tales como los conocimos. Los historiadores nos proponen sistemas demasiado completos del pasado, series de causas y efectos harto exactas y claras como para que hayan sido alguna vez verdaderas. Mucho me costaría vivir en un mundo sin libros, pero la realidad no está en ellos, puesto que no cabe entera.
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¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?