Contempló las laderas bañadas de fulgor, la oscuridad de bordes plateados de los bosques, el púrpura espectral de las montañas perfiladas sobre el cielo; era como si toda la belleza se revelara para burlarse de su desdicha.
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Contempló las laderas bañadas de fulgor, la oscuridad de bordes plateados de los bosques, el púrpura espectral de las montañas perfiladas sobre el cielo; era como si toda la belleza se revelara para burlarse de su desdicha.
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"La luz, que ella mantenía a la altura de la barandilla, hacía brotar de la oscuridad su cuello arrugado y la saliente muñeca de la mano que aferraba el cobertor, y ahondaba fantásticamente los huecos y prominencias de su rostro huesudo bajo el círculo de rulos. Para Ethan, aún en la rosada nebulosa de su hora con Mattie, la visión llegó con la intensa precisión del último sueño antes de despertar. Tuvo la sensación de captar por primera vez la verdadera apariencia de su esposa."
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Me contaron esta historia varias personas , poco a poco, y, como suele suceder en tales casos, cada vez era una historia distinta. Si conoce usted Starkfield (Massachusetts), sabrá dónde queda la oficina de correos. Si conoce la oficina de correos, habrá visto a Ethan Frome llegar, soltar las riendas de su bayo de lomo hundido y cruzar cansinamente la acera de ladrillo hasta la columnata blanca: y seguro que se ha preguntado quién era.
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(…) hasta en los momentos de mayor desdicha, el campo y el hielo le hablaban con persuasión profunda y convincente.
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Su relación se componía de momentos dispersos como aquél, en los que parecía que tropezaban de pronto con la felicidad como si sorprendieran a una mariposa en los bosques invernales…
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Cuando llevaba allí un poco más, y había visto que seguían a esta fase de claridad cristalina largos períodos de frío sin sol, cuando las tormentas de febrero habían plantado sus tiendas blancas en la abnegada aldea, y la impetuosa caballería de los vientos de marzo había acudido en su apoyo, empecé a comprender por qué Starkfield salía del asedio de seis meses como una guarnición rendida por el hambre que capitula sin condiciones.
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Era la peor hora de la tarde, la hora en que la última claridad del firmamento se funde con la noche en una masa que oculta todas las señales y falsea las distancias.
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Su relación se componía de momentos dispersos como aquél, en los que parecía que tropezaban de pronto con la felicidad como si sorprendieran a una mariposa en los bosques invernales.
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Creo que ha pasado demasiados inviernos en Starkfield.
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises