Ethan Frome de Edith Wharton
Cuando llevaba allí un poco más, y había visto que seguían a esta fase de claridad cristalina largos períodos de frío sin sol, cuando las tormentas de febrero habían plantado sus tiendas blancas en la abnegada aldea, y la impetuosa caballería de los vientos de marzo había acudido en su apoyo, empecé a comprender por qué Starkfield salía del asedio de seis meses como una guarnición rendida por el hambre que capitula sin condiciones.
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