-No puedes pasar -dijo. Los orcos permanecieron inmóviles, y un silencio de muerte cayó alrededor-. Soy un servidor del fuego secreto, que es dueño de la llama de Anor. No puedes pasar. El fuego oscuro no te servirá de nada, llama de Udûn. ¡Vuelve a la sombra! No puedes pasar.
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