Los ojos de mi madre eran mis historias no contadas
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Los ojos de mi madre eran mis historias no contadas
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Hablaba sin cesar, como un transistor —probablemente una costumbre de la gente mayor que está sola, o tal vez de los ciegos, que necesitan siquiera una voz a su lado—.
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(…) no escribas, Aleksy, por favor. Es posible olvidar los colores, las palabras, no.
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(…) una decisión estúpida es producto de otra decisión estúpida. Una chaqueta fea y barata atrae más ropa fea y barata. Un sopapo perdonado acarreará un puñetazo y una mentira admitida se transformará en un cementerio de verdades.
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Ni amado, ni deseado, ni desechable, una especie de lámpara en forma de tulipán en casa de unos ciegos. Un frasco de perfume vacío. Un jarrón de cristal con palomas en la mesa de una muerta. Si hubieran existido mercadillos de personas, mi madre y mi padre me habrían cambiado por un pulverizador o, simplemente, me habrían abandonado debajo de un tenderete y habrían salido corriendo.
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Yo formaba parte, sin duda, de los objetos, no de la gente de aquel mercado. También yo, al igual que ellos, he estado siempre de más, no he sido nunca necesario, el triste resultado de un regateo momentáneo y el borrador amarillento del que sería, algún día, el Hijo.
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Entiendo, sin embargo, que no puedo, que es imposible seguir sin ella. Sé que, si intentara olvidar las letras que forman su nombre, su olor y su color, mi vida parecería una chaqueta devorada por las polillas.
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Y mi verano habría transcurrido bello pero implacable como una mantis, dejando a su paso un rastro de miguitas de felicidad y llevándose, a cambio, una vida casi sin usar.
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Y aquellas flores amarillas que crecían junto al sembrado de maíz curaban todas las enfermedades del mundo (...)
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Me habría gustado meterle aquel amor por los ojos a puñetazos y decirle que se lo guardara para el otro mundo, en el que, si tenía suerte, conseguiría engatusar a alguien y convencerle de que era capaz de amar. Me habría gustado arrancarle en aquel segundo, con unas tenazas al rojo vivo, todos los cuentos no contados, todas las nanas no cantadas, todas las caricias en el pelo que me correspondían, pero que ella me había escamoteado como una roñosa.
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¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?