El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
Hablaba sin cesar, como un transistor —probablemente una costumbre de la gente mayor que está sola, o tal vez de los ciegos, que necesitan siquiera una voz a su lado—.
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El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac
Hablaba sin cesar, como un transistor —probablemente una costumbre de la gente mayor que está sola, o tal vez de los ciegos, que necesitan siquiera una voz a su lado—.
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