En el teatro todo el mundo permanece sentado y atento al espectáculo. Yo hago igual, pero mi espectáculo son las personas.
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En el teatro todo el mundo permanece sentado y atento al espectáculo. Yo hago igual, pero mi espectáculo son las personas.
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A veces me siento jugando al ajedrez contra adversarios que juegan a los dados.
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Tienes redaños para hablar, pero no para aguantar lo que viene después.
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La catástrofe te aguarda en los sitios más insospechados.
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La gente suele asustarse de los locos porque hacen cosas raras. Si padecieran, pongamos, una dolencia de estómago, no les asustaría verlos vomitar. Las dolencias de la mente también producen vómitos, a su modo, tan sólo eso.
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Lo bueno de repetir algo es que ya lo has hecho antes.
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Este hombre está loco, pensé. Pero claro: de eso se trataba todo. Lo comprendí mientras salía del Clarendon a toda prisa y rodeaba el edificio. Él estaba loco y yo era su enfermera. |
Los cristales me cayeron encima. Y detrás me cayó Robert. Me hizo levantar con una sola mano. Era más bajito que yo, muy rechoncho y más viejo, pero era un hombre, claro. Su fuerza era descomunal. La mía solo servía para cuidar y curar. La de él era terrible. Destructora.
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