A ti lo que te iría bien es gobernar, tú solo, una tierra desierta.
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A ti lo que te iría bien es gobernar, tú solo, una tierra desierta.
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Caliente corazón tienes, hasta en cosas que hielan.
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"Si tratas de curar la maldad con maldad, sumarás más dolor a tu destino."
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Piensa además, ante todo, que somos mujeres, y que, como tales, no podemos luchar contra los hombres; y luego, que estamos sometidas a gentes más poderosas que nosotras, y por tanto nos es forzoso obedecer sus órdenes aunque fuesen aún más rigurosas. En cuanto a mí se refiere, rogando a nuestros muertos que están bajo tierra que me perdonen porque cedo contra mi voluntad a la violencia, obedeceré a los que están en el poder, pues querer emprender lo que sobrepasa nuestra fuerza no tiene ningún sentido.
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No existe un mal mayor que la anarquía. Ella destruye las ciudades, deja los hogares desolados. Ella es la que rompe las líneas y provoca la fuga de la lanza aliada.
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La esperanza inconstante es un consuelo, en verdad, para muchos hombres; pero para otros muchos no es más que un engaño de sus crédulos anhelos.
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Pero por las esperanzas que despierta el lucro se pierden a menudo los hombres. (pg.8) |
—Las palabras hinchadas por el orgullo comportan, para los orgullosos, los mayores golpes; ellas, con la vejez, enseñan a tener prudencia.
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—El orgullo un castigo comporta, la necedad.
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—No puede, una ciudad, ser solamente de un hombre.
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Es el primer libro publicado por Carlos Fuentes.